Pésimos hábitos que son tan dañinos o más que fumar

El hábito es un fenómeno tan fuerte como la voluntad pues con esta última puede romperse. En la hay que ser muy cuidadosos porque la mente es muy dada a la repetición, recordemos que es una de las primeras formas de aprendizaje; la imitación sistemática de aquello que vemos, por ello, hay que ser muy conscientes siempre de lo que se va haciéndose costumbre.

En este sentido los hábitos nocivos para tu son alertas máximas pues tu calidad de vida guarda una relación estrecha con ellos. Y es que es una paradoja, digamos: todos en la vida buscamos sentirnos bien pero los hábitos nocivos simplemente encontrarán la manera de conseguir lo contrario.

Quizá el hábito por excelencia más señalado es el de fumar. El siglo pasado tuvo su apogeo, fumar incluso era relacionado socialmente como estatus. Pero este siglo el panorama pinta muy distinto, fumar es un estigma justificado; pero más allá de este hábito por excelencia como de los peores, hay otros que son más discretos que igualmente te restan calidad de vida e inevitablemente una buena salud a largo plazo.

Algunos ejemplo:

Pasar mucho tiempo estático en el sofá viendo TV e inactividad en general

Estudios han comprobado que esta práctica está directamente relacionada a ingerir snacks; incrementa el riesgo de sufrir diabetes tipo 2. Este tipo de actividad incrementa también una alta presión arterial. Está ligada a sufrir ansiedad y depresión. Finalmente, psicológicamente sabes que estás perdiendo el tiempo.

No dormir lo suficiente (más aún cuando es por desvelones con alcohol)

No dormir bien, y lo que necesitas, está ligado con más males de los que crees: en el sistema el sistema nervioso central, digestivo, cardiovascular e inmunológico. Cuando duermes, por ejemplo, tu sistema crea las defensas que combaten las infecciones; si no duermes lo necesario es más fácil que enfermes.

Saltarse el desayuno

Sabes perfecto que esta es la comida más importante del día. Los efectos nocivos de saltarla son tan diversos que afectan factores como el peso, la salud hormonal, la memoria, cognición y el humor. Saltarte el desayuno conlleva efectos como hipoglucemia y bajos niveles de azúcar en la sangre; ello conlleva efectos como fragilidad, inestabilidad, mareos, debilidad, dolores de cabeza y taquicardia.

Tomar refresco

Una sola lata de refresco contiene hasta 10 cucharadas cafeteras de azúcar, lo que incremente el azúcar en la sangre y la insulina; solo una hora después de haber consumido refresco esto es lo que le sucede a tu organismo. Los refrescos tienen un lado tan oscuro que no solo han sido ligados a una epidemia de obesidad y diabetes en el mundo, también a derrames cerebrales e infartos cardiacos.

Comer mucho antes de dormir

Acuérdate del famoso dicho: “Desayuna como rey, come como príncipe y cena como mendigo”. Esta práctica está ligada a la acidez, obesidad, insomnio y asma. Comer demasiado antes de ir a la cama no solo hará que tengas un mal sueño; al día siguiente te sentirás por demás pesado, y esto mismo te hará estar más sedentario; asimismo entras en un círculo vicioso de comer más durante todo el día.

Consumir sal en exceso

En realidad solo es recomendado comer una cucharada de sal al día. El exceso repercutirá nocivamente en tu riñones, arterias, corazón y cerebro. Comer mucha sal obstruye las arterias ligadas directamente al cerebro y a largo plazo esto puede causar incluso demencia. La sal incrementa la presión en la sangre y la cantidad de esta llega menos al corazón, lo que hace que este no funcione bien y que sus células reciban poco oxígeno, entre otros males, sobre todo cardiovasculares.

Fuente: Ecoosfera