La cuesta de volver al trabajo después de un fin de semana de asueto y tranquilidad a muchos se les hace insoportable. Aquí está la solución.
«No odias los lunes, odias el capitalismo». Esta consigna que de vez en cuando suele aparecer en el ‘timeline’ de alguna red social lo dice todo. A nadie le gusta volver al trabajo después de haber descansado los fines de semana, a no ser que tu empleo sea el más emocionante del mundo o realmente te encuentres satisfecho con tu vida laboral.
Pero claro, como es muy posible que el capitalismo no acabe de aquí al lunes que viene, no queda otra que seguir suspirando las noches de los domingos por un mundo en el que no haya que regresar de vacaciones. O bien dar las gracias por tener el trabajo que quieres y tienes, ya que no siempre va a llover a gusto de todos, y seguramente la gente que esté sin trabajo envidiará tu posición.
Son muchos los estudios que dan fe del bajón anímico que sobreviene los domingos por la noche. Por ejemplo, en 2018 una encuesta de LinkedIn reveló que el 80% de los profesionales en Estados Unidos experimentaron lo que se conoce como los «sunday scaries» (algo así como «los domingos escalofriantes»). Otro cuestionario a nivel internacional realizado por el portal de empleo Monster descubrió que el 42% de los encuestados de la Unión Europea sienten un mayor o menor grado de tristeza este día de la semana.
La hipnoterapeuta Chloe Brotheridge parece tener la clave para reprimir estos pensamientos negativos gracias a un simple ejercicio mental. Tan solo se basa en que te hagas una serie de preguntas mentales que no tienen por qué ser muy difíciles de responder si las afrontas de manera sincera: «¿Qué te gustaría pensar? ¿Cómo te gustaría sentir tu cuerpo? ¿Cómo y con quién te gustaría hablar?».
«Si podemos adquirir el hábito de hacernos estas preguntas e imaginar lo que podría salir bien, nos sentiremos mucho más tranquilos y seguros a la hora de enfrentar situaciones adversas», explica. «Es lo que también hacen muchos deportistas antes de encarar un gran desafío al día siguiente por el que están preocupados: tan solo imaginar que podría salir bien en lugar de centrarse en los aspectos negativos. Si nos enfocáramos en esto, en lugar de en solo lo que podría salir mal, nos sentiríamos mucho más relajados la mañana del lunes. Es casi como imaginarse una película mental en la que te ves y sientes fuerte, confiado y tranquilo».
Brotheridge conoce bien de cerca lo que se siente en esos momentos en los que la ansiedad te atraviesa. Para ella, los domingos son el día más propicio para que la mente actúe de forma negativa contra nosotros y acabemos saboteándonos. Después de haber superado su propio caso de ansiedad, Brotheridge ha escrito dos libros sobre el tema y ofrece sesiones para todos los que actualmente sufren este tipo de episodios.
«A mí también me pasó», reconoce en la revista ‘Women’s Health’. «Me imaginaba en posibles discusiones futuras con otras personas que nunca sucederían, mi mente viajaba al peor de los escenarios». El funcionamiento del cerebro tiene que ver mucho con la actitud que le imprimes. «Si te enfocas en los aspectos positivos y adquieres esta rutina, la mente acabará adaptándose y adquirirá el hábito a los pocos días», explica en su libro ‘The Anxiety Solution’ («La solución a la ansiedad», en inglés).
Hay otro problema añadido a la noche del domingo que puede estar directa o indirectamente relacionado con la ansiedad: la imposibilidad de conciliar el sueño. En este caso, Brotheridge aconseja encontrar algo que te distraiga, como por ejemplo un buen libro o una película. En ningún caso recurras a la tecnología, ya que lo único que conseguirás será lo contrario. Por ello, si vas a ver la película, intenta que siempre haya una luz encendida en la sala, ya que la que sale de la pantalla, al igual que la del móvil o la del ordenador, engaña al cerebro para que se mantenga despierto durante más tiempo. reseña el confidencial