La gente procesa mejor las malas noticias bajo estados de estrés porque las amenazas disuelven la tendencia humana de ser «demasiado optimista», según un estudio publicado hoy en la revista especializada Journal of Neuroscience. Investigadores de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey (EE.UU.) indujeron estrés a un grupo de personas en un experimento de laboratorio simulando varios eventos que producen agobio, como diciéndoles que tenían que realizar un discurso público por sorpresa.
Después de que sus niveles de nerviosismo aumentaran considerablemente, pidieron a los participantes que estimaran la posibilidad de que pudieran estar involucrados en un accidente automovilístico o ser víctimas de un fraude con tarjeta a lo largo de su vida, entre otras situaciones.
Más tarde, los científicos les preguntaron por escenarios positivos hipotéticos y solicitaron nuevas estimaciones.
El profesor de la Universidad de Princeton, Neil Garrett, y sus colegas efectuaron las mismas preguntas a otro grupo que no fue expuesto a situaciones de estrés.
Al final de las pruebas, el equipo liderado por Garrett comparó las respuestas de ambos grupos con la probabilidad real de que esas personas vivieran los escenarios descritos.
De acuerdo a los resultados, los participantes que no habían sido sometidos a momentos de agobio prestaron más atención a las buenas noticias y consideraron más posibilidades de que les ocurrieran que las malas.
Por el contrario, aquellos que sí fueron sometidos a situaciones de estrés no mostraron ese sesgo «demasiado optimista», según los autores, y mostraron un mejor procesamiento de las malas noticias, es decir, más ajustado a la realidad.
Estas conclusiones fueron similares en un análisis del mismo equipo científico sobre el cuerpo de bomberos del estado de Colorado, que experimentan períodos de estrés como parte de su trabajo.
EFE