Cuando toca elegir teléfono móvil, son muchos los factores que solemos tener en cuenta: la cámara, la resolución, la pantalla… No obstante, hay un factor que deberíamos priorizar ante todos los demás. Se trata de la memoria RAM.
Comprar un nuevo smartphone suele implicar rechazar a unas prestaciones en favor de otras para ajustarse al precio que se quiere pagar, al modelo que se quiere obtener o a la disponibilidad que haya en tienda. Uno de esos parámetros es la memoria RAM.
Esta memoria es la principal del dispositivo, aquella en la que se almacenan temporalmente los datos de los programas y aplicaciones que se van utilizando. El problema de la RAM es que su capacidad afecta directamente al funcionamiento del teléfono, de manera que una memoria operativa muy pequeña provocará que el dispositivo se vuelva cada vez más lento.
Por sorprendente que parezca, se siguen vendiendo terminales con una RAM mucho menor que la deseable que causaría esa ralentización. Por eso, Antón Blagoveschenski recomienda en su artículo para el medio RG.RU Digital hacerle boicot a los dispositivos que tengan menos de 1 GB de RAM.
Como ejemplo, la aplicación de Facebook tiene fama de ocupar mucho espacio en la memoria operativa del teléfono. Si tienes un smartphone con 1 GB de RAM y te descargas esta app, una parte importante de la memoria quedará ocupada con ella. Probablemente a Facebook le seguirán otras aplicaciones como WhatsApp, Instagram y otras tantas que dejarán ese gigabyte en nada.
Lo que ocurrirá entonces es que todas las aplicaciones, excepto las últimas que se descargaron y que pudieron quedar dentro de la RAM, quedarán fuera de esta. Eso significa que, cada vez que queramos abrir una de esas aplicaciones, estas tardarán una eternidad en ponerse en marcha. Y es que una memoria operativa reducida suele traer consigo un procesador lento.