Conoce la verdadera historia de Quasimodo, el «Jorobado de Notre Dame»

cuasimodo

En 1831, Víctor Hugo se convirtió en toda una celebridad tras la publicación de su novela Nuestra Señora de París. De aquella historia, compuesta por once libros, un personaje por sobre todos ha quedado para siempre en el imaginario colectivo: Quasimodo.

La popularidad de Quasimodo, un jorobado sordo, que es el corazón de esta obra, uno de los grandes clásicos del Romanticismo, trascendió a su época a tal punto que cuando la factoría de Disney llevó su versión animada al cine decidió llamarla El jorobado de Notre Dame y, a partir de allí, cuando se piensa en la catedral parisina es imposible no asociarla al personaje de la misma manera que el Fantasma es representativo de la ópera de la Ciudad de la Luz.

Por muchísimo tiempo, se consideró al Jorobado como una creación de la febril imaginación de Víctor Hugo, hasta que a principios de este siglo, la galería Tate de Londres dio a conocer un archivo perteneciente a su acervo, en el que se revelaba por primera vez que hubo, en la época de Víctor Hugo, un jorobado que trabajó como carpintero en Notre Dame.

Los documentos, comprados en 1999, incluían siete volúmenes de las memorias de Henry Sibson (1795-1870), un desconocido aventurero británico que recorrió Europa durante el siglo XIX y quien en 1820 consiguió un trabajo de escultor en París.

«El Gobierno (francés) ordenó la reparación de la catedral de Notre Dame, y estaba ya en marcha. Dos contratistas, Plantor y Fontaine, me encargaron que esculpiera el follaje en torno a las ventanas», escribió en el libro.

Sibson tuvo luego un entredicho con Plantor y fue despedido. «Solicité entonces trabajo en los estudios del Gobierno, donde se encargaban de ejecutar las grandes figuras (para la decoración) y allí conocí a monsieur Trajan, el hombre más digno, paternal y amable que jamás he conocido».

«Tallaba bajo las órdenes de un escultor del Gobierno cuyo nombre he olvidado porque no tuve relación con él. Todo lo que sé es que era jorobado y no le gustaba mezclarse con los talladores», prosiguió Sibson.

Posteriormente, el aventurero volvió a reencontrarse con el «jorobado» y también con Trajan en un proyecto en Dreux, una pequeña localidad a las afueras de París:»Monsieur le Bossu (el señor Jorobado), le dijo a monsieur Trajan que se asegurase de que contrataba al pequeño inglés», escribió Sibson.

Una vez comprobada la existencia de un jorobado, la siguiente pregunta para los investigadores fue: ¿pudo Víctor Hugo llegar a conocerlo?

La contratación de toda esta cuadrilla de trabajadores no fue azarosa, la catedral había sufrido graves daños durante la fase más radical de la revolución francesa a finales del siglo anterior y el proyecto de restauración de entonces no estuvo exento de polémicas. Una de las personas interesadas en participar del proyecto fue, justamente, Víctor Hugo.

Étienne-Hippolyte Godde fue el arquitecto designado para el proyecto, que incluía la restauración de parte de la nave norte del templo en los años veinte del siglo XIX. El poeta y novelista alzó la voz con el nuevo diseño, ya que él junto a un grupo de notables pretendían un estilo más cercano al gótico.

Por esta disputa, se estableció en 1830 del Comité Histórico de Artes y Monumentos, y el también autor de Los Miserables se convirtió en el rostro y la voz de esta demanda que, finalmente, comenzó a llevarse a cabo en 1844.

De acuerdo a los historiadores, tanto los escultores como los albañiles que describió Henry Sibson tuvieron su lugar de taller en una habitación anexa a la Escuela de Bellas Artes, situada en el sexto distrito de París, donde Víctor Hugo vivió en aquella época.

Cuando encontró los documentos, la galería Tate comunicó que era altamente posible que el escritor tuviera contacto con monsieur Trajan y con su jefe jorobado. De hecho, el Almanaque de París de 1833 posee una lista de todos los profesionales que vivieron en aquella zona y, por supuesto, allí está Trajan. Por lo que puede colocarse a los tres en la misma zona durante el mismo proceso, explicó la Tate.

Un dato de color, que quizá sirva para confirmar aún más el vínculo, cuando Víctor Hugo publicó la primera versión de Los Miserables, el nombre del personaje principal era Jean Trajean, que luego fue reemplazado por el de Jean Valjean.