Los saberes de los maestros del ron ligero de Cuba, la artesanía de la «baguette» francesa y el toque manual de campanas en España buscan consagrarse la próxima semana como Patrimonio de la Humanidad durante una reunión de la Unesco en Marruecos.
El comité del Patrimonio Cultural Inmaterial examinará en Rabat del 28 de noviembre al 4 de diciembre las 56 candidaturas a sus listas, que ya incluyen el «pasillo» ecuatoriano, el tango, los mariachis mexicanos o la parranda de San Juan de Venezuela.
El patrimonio cultural inmaterial, o «patrimonio vivo», es una herencia «de nuestros antepasados y transmitida a nuestros descendientes», señala la Unesco. Esta comprende tradiciones orales, rituales, prácticas sociales, etc.
La gastronomía protagoniza la presente edición con las propuestas más internacionales: además de la artesanía de la «baguette» y del ron ligero, el menú se completa con las técnicas tradicionales de la elaboración del té en China y los saberes sobre la «harissa» de Túnez.
Surgido en Santiago de Cuba en 1862 y disperso desde entonces por toda la isla, el maestro del ron ligero es un guardián de los saberes transmitidos entre generaciones, que van desde un código moral a conocer el historial de cada barril, según la candidatura.
«Un maestro del ron cubano es portador de una tradición que no le pertenece y es depositario de una cultura y una forma de hacer desarrollada desde los antecesores», afirma en el dossier de candidatura el primer maestro Juan Carlos González Delgado.
La candidatura francesa también apela al saber hacer, a la tradición y a una «cultura» que se generalizó después de la Segunda Guerra Mundial. ¿Cuál es su secreto? La «baguette» tiene cuatro ingredientes: harina, agua, sal y levadura o masa madre.
Y, a partir de estos ingredientes, «cada panadero, jugando con su región, la dosificación, el amasado, el ‘pointage’ (tiempo de fermentación), el moldeado y la cocción, obtendrá una ‘baguette’ única», consumida a diario en Francia, subraya el dossier francés.
Guatemala, Colombia, Chile
Cuba opta así a incluir su quinto elemento en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, que cuenta con 530 en total, entre ellos casi un centenar inscrito en otras clasificaciones antes del lanzamiento de la actual en 2008.
En la presente edición, Guatemala busca consagrar su Semana Santa, que «se experimenta a través de los cinco sentidos», y Colombia el sistema de conocimiento ancestral de los pueblos indígenas arhuaco, kankuamo, kogui y wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Además del toque manual de campana –un secular «lenguaje sonoro» al «borde de la extinción»–, España propone junto a Alemania, Austria, República Checa, Letonia y Polonia la inclusión de la «maderada», es decir la cultura del transporte fluvial de la madera.
La artesanía copa por su parte las cuatro propuestas para la lista de salvaguardia urgente (72 elementos inscritos en la actualidad). Chile propone incluir la alfarería de Quinchamalí y Santa Cruz de Cuca, y Vietnam el arte de la alfarería del pueblo cham.
España y Portugal también presentaron para el registro de buenas prácticas de salvaguardia la iniciativa «Ponte…nas Ondas!», sobre el patrimonio inmaterial galaico-portugués. Además, el comité debe examinar un pedido de Malawi de ayuda financiera internacional.
La Unesco recibe anualmente cientos de pedidos de los 180 Estados que ratificaron la convención, pero acepta considerar poco menos de 50. Sus expertos presentan recomendaciones favorables o desfavorables a un comité integrado por 24 países, que toma la decisión final AFP