Si tienes un perfil de dirigido al mundo profesional o, simplemente, eres muy extrovertido y agregas constantemente a que no conoces como amigos, debes tener , pues -con el paso del tiempo- el resultado puede llegar a ser un verdadero infierno. Así ha demostrado Grabriela Gonzales, redactora de la página «Hipertextual» y, hasta hace unos meses, una ferviente defensora de que hay que «aceptar» a aquel que te mande una solicitud de amistad.
Según escribe la propia Gonzales, aproximadamente en 2007 comenzó su andadura en Facebook haciendo lo mismo que el resto del mundo. Es decir: añadiendo como amigos a su , compañeros de universidad y un largo etcétera. De esta forma logró reunir en su cuenta a unas 500 personas, Sin embargo, el «cotilleo» constante al que se veía sometida por parte del resto de la Red hizo que borrara su perfil poco después. Según afirma, prefirió abandonar durante un tiempo las redes sociales para recapacitar sobre la forma más óptima de utilizarlas.
Fue así como, hace aproximadamente dos años, tomó la decisión de utilizar esa cuenta olvidada como plataforma para subir sus artículos periodísticos. «Decidí empezar a aceptar todas las solicitudes de amistad que recibiera, sin importar lo raro que me pareciera quien me las enviara. Convertí mi Facebook en un Feed, pues apenas compartía cosas que no fueran enlaces. Se puede decir que la prostituí», explica la redactora.
Poco a poco, su sueño de conseguir «clicks» para sus artículos se fue trasformando en realidad cuando logró atesorar hasta 1.100 amigos en Facebook. Algo que puede parecer estupendo, pero que se le antojó desesperante. «El problema es que todos ellos pueden escribirte mensajes, y hay mucha gente que, digamos, quieres ser tu amigo “demasiado”. Muchos de ellos son amables y te escriben para decirte que admiran tu trabajo, pero otros te acosan, se ponen en plan “como no me respondes eres mala” o, en el peor de los casos, te piden ayuda. Más de uno parece estar completamente loco», señala.
¿Qué es lo único que pudo hacer Gonzales para enmendar su error? Pasarse una noche entera haciendo más de 900 «cliks» para evitar ver su contenido. «Las constantes notificaciones de actividad de personas que no tenía ni idea de quienes eran, cumpleaños, grupos extraños donde alguien me añadía sin permiso, constantes mensajes privados sin sentido, recomendaciones de amistades completamente al azar…. Mi uso diario de Facebook fue una pesadilla», señala la escritora. Así pues, decidió terminar con ello eliminando a estos amigos. Una tarea imposible. «Facebook no lo hace fácil, para nada, no existe forma de gestionar tu lista de amigos y seleccionar múltiples cuentas a la vez para eliminar, fue un calvario» finaliza.
Fuente: ABC.es