En Antakya (antigua Antioquía), se cuentan por miles los muertos por los terremotos del 6 de febrero en Turquía y Siria. Una semana después de la tragedia, los supervivientes siguen saliendo de entre los escombros, como Aliye, de un año.
«¿Dónde está? ¡Una ambulancia!» En Antakya -donde el número de muertos se cuenta por miles-, la razón por la que los equipos de rescate siguen trabajando más de 130 horas después de los terremotos de Turquía es que se han detectado indicios de vida. Se ha rescatado a un bebé. Los familiares de los habitantes del edificio son alertados rápidamente.
Comienza un diálogo entre una mujer y un socorrista: «¿Han encontrado a una niña o a un niño? – Una chica. – ¿Es una niña? – ¡Sí, sí es una niña!
Los equipos de rescate llevan muchas horas trabajando entre un montón de escombros, excavando un túnel para intentar extraer a una familia de cinco miembros atrapada en el segundo piso.
«El bebé está vivo», dijo un socorrista que salió del edificio. En un intento de identificar al niño, muestra un video grabado 20 minutos antes.
«¡Oh Dios mío, oh Dios mío! Está ilesa. Ni siquiera un poco de polvo». Para la afligida tía, es un alivio: Aliye, su sobrina de un año, está sana y salva. Su madre y su padre siguen dentro. Los rescatistas utilizan una cámara térmica para ver si aún queda algún alma viviente entre los escombros. No se detectan otros signos de vida.
Según Naciones Unidas, la cifra de muertos por los terremotos en Siria y Turquía podría duplicarse en los próximos días. El número de muertos hasta el lunes 13 de febrero superaba los 37.000. AFP