Deyber Miguel Fuminallas Ortiz (32), participante de los Papeles de Panamá, lo capturaron en El Naranjal cuando sometía a una de sus víctimas. Polimaracaibo rastreaba desde hace meses al conductor de un Épica verde. Acosabas a las estudiantes de LUZ y las instituciones de la avenida Guajira
Deyber Miguel Fuminallas Ortiz, de 32 años, se hacía pasar por taxista para amenazar, violar y cometer actos lascivos contra estudiantes de la Universidad del Zulia y otra institución privada. Se estima que atacó a unas 30 mujeres, informó ayer Rubén Ramírez Cáceres, director de Polimaracaibo, en una rueda de prensa. Al sospechoso lo capturaron el pasado jueves en el sector El Naranjal.
Ramírez explicó que Ortiz no tenía un prototipo de mujeres específico. Las abordaba cuando caminaban o andaban en vehículos. Con un arma de fuego, las obligaba a montarse en su Cruze verde, placa AA471CV, las raptaba por un rato y tras ultrajarlas las dejaba en el mismo sitio donde las sometía.
La Policía presume que hubo al menos 30 mujeres violadas, solo 15 denunciaron y seis de ellas son adolescentes. Todas lo reconocieron. El último caso lo reportaron en la calle 47 de la parroquia Juana de Ávila. La mujer acababa de dejar a su niña en la guardería. Ortiz la interceptó, la montó el carro y se la llevó por unos minutos. Antes de abandonarla le entregó tres mil bolívares en billetes de 50, pero ella los rechazó.
Los funcionarios de la División de Inteligencia y Estrategias Preventivas (Diep) de Polimaracaibo rastrearon por meses al violador. Lo aprehendieron el pasado jueves a las 7.30 de la noche. Los estudiantes y los empleados de seguridad de una universidad privada en la avenida Guajira colaboraron en la captura de Ortiz.
Las investigaciones continúan. Ramírez detalló que al detenido lo presentarán hoy en la mañana ante los Tribunales del municipio Maracaibo.
El sospechoso
Deyber Fuminallas Ortiz residía en la urbanización La Floresta, parroquia Raúl Leoni. Era empresario y se presume que es de buena posición económica. No presentaba antecedentes ni registros policiales.
Keyla Zambrano/La Verdad