Sabía las complicaciones de su herida, pero Sergio Steven Bell-Smythe Parra, de 20 años, no se detuvo. Condujo hasta una clínica en Amparo. Su objetivo, salvar a su hermano menor, Diego, de 18. Un desconocido los persiguió por la Circunvalación 2 y les disparó por no cederle el paso. El muchacho no aguantó. El proyectil hizo estragos en sus órganos y murió
Sabía las complicaciones de su herida, pero Sergio Steven Bell-Smythe Parra, de 20 años, no se detuvo. Condujo hasta una clínica en Amparo. Su objetivo, salvar a su hermano menor, Diego, de 18. Un desconocido los persiguió por la Circunvalación 2 y les disparó por no cederle el paso. El muchacho no aguantó. El proyectil hizo estragos en sus órganos y murió.
La familia explicó en la morgue forense que los jóvenes se trasladaban en un Toyota Célica azul, cuando un chofer de un Corolla empezó a perseguirlos desde el sector Sabaneta.
«Ellos no sabían qué ocurría, no le dieron paso porque no les correspondía», recordó un tío. Quien los seguía los interceptó en el corredor vial Amparo-Las Lomas. «El golpe fue tan brusco que ellos chocaron el carro del tipo». Al parecer en ese momento, el desconocido sacó un arma y les disparó por el lado del copiloto.
Una bala atravesó la puerta del Célica, hirió a Diego en una pierna y se alojó en las costillas de Sergio, este condujo a la clínica más cercana. Al llegar los médicos lo atendieron, lograron estabilizar a Diego, pero su hermano falleció al poco tiempo.
Los médicos esperan los exámenes para poder extraer la bala que perforó su pierna derecha, atravesó los testículos y se alojó en el muslo de su pierna izquierda. «Se encuentra estable. Diego se recupera», repetía el tío a cada llamada que recibía, mientras tramitaba la entrega del cadáver del mayor de los hermanos.
Las víctimas y la Policía perdieron el rastro del homicida. El sobreviviente dio una descripción somera del fugitivo, pero hasta ahora no hay rastros ni de su carro ni de él. Allanaron algunos lugares, pero sin resultado.
Paola Hernández/La Verdad