Han pasado más de 5 años desde la última vez que Marisela González tuvo contacto con su hija. La joven Marilyn Álvarez salió de su casa en La Fría, para una supuesta propuesta de trabajo en Cúcuta, con la promesa de que en 15 días volvería. Dos días después envió un mensaje de voz, para decir que los amaba, y se perdió el rastro
por Jhoana Suárez /La Nación
Marisela González reside en La Fría, municipio García de Hevia y desde hace más de 5 años vive con tristeza y desesperación, al no tener noticias sobre su hija mayor. Marilyn Yorley Álvarez González salió de casa el 6 de junio de 2018 rumbo a un supuesto trabajo en Cúcuta. Dos días después envió un mensaje de voz a su familia y tras decirles que los amaba, no volvió a contactarse.
Marisela recuerda muy bien esos días: Marilyn, de 18 años de edad, había regresado a casa luego de vivir un tiempo con su pareja. El 5 de junio de 2018 Marilyn le dice a su madre que al día siguiente partiría a Cúcuta con una amiga a cuidar a una señora en una casa de familia. “Yo le pregunté pero cuál muchacha, y ella sólo me dijo: ‘Tranquila mami, usted pregunta donde yo vivía antes con mi pareja y allá le dicen’. Eso mientras ella regresaba de Cúcuta en quince días o mientras compraba un chip”.
Marilyn le aseguró a su madre que en 15 días estaría de regreso y que además le iba a conseguir un trabajo a su padre, para que luego se pudiera ir Marisela con sus hermanos a Colombia. Esos eran los planes que tenía Marilyn, nunca contó que todo podría ser un plan para llevarla hasta Cúcuta y luego aprovecharse de su inocencia.
“Yo le pedí que no fuera, me puse a llorar, pero los muchachos no hacen caso. Al otro día se levantó muy temprano y dijo: “Mami, me voy” y aunque me seguí negando, ella siguió insistiendo y dijo que allá la estaban esperando, y así fue a las 7 que pasó la primera buseta, se fue y no la volví a ver”, añadió.
Dos días después, el 8 de junio de ese mismo año, Marisela recibió un mensaje de voz de su hija, allí le decía entre sollozos que los amaba, les pidió que se cuidaran, les pidió la bendición y dijo que los extrañaba. Su madre, angustiada por ese audio, le preguntó dónde estaba, que su padre la iría a buscar en la moto hasta donde ella le dijera; aunque su mensaje fue leído, no fue contestado: “Yo envié otro, pero tampoco me respondieron, luego el teléfono fue desconectado y desde entonces no sé nada más de ella”.
La denuncia
Al ver que pasaban los días sin tener noticias, Marisela colocó la denuncia de su desaparición en Puerto Santander, de allí la mandaron para Cúcuta a declarar sobre las circunstancias de su desaparición. “Fui varias veces a Cúcuta a ver cómo iba el caso, pero luego no pude volver a ir porque no tuve cómo movilizarme. Recientemente volví a revisar la denuncia y me doy cuenta que a mi hija la sacaron del sistema en Cúcuta, o sea ella no tiene una denuncia por desaparecida, me la sacaron del sistema”.
Tras conocer esta irregularidad, Marisela se trasladó hasta Puerto Santander, donde no le dieron razón: “Me dijeron muchas cosas, que fuera a Cúcuta y que esos papeles al parecer habían llegado a San Cristóbal, pero cuando fui a San Cristóbal, me dijeron que no, aquí hay una denuncia, pero la que yo hice en su momento, pero en Colombia no entiendo qué pasó”.
Para Marisela es muy difícil lo que está viviendo, ni siquiera sabe cómo ocurrió, cómo pudo perder a su hija de vista: “Uno a veces por confiado no está pendiente de con quien andan o con quien hablan nuestros hijos y se me escapó de las manos, y ahora tengo que cargar con esta tristeza y desesperación todos los días”.
Ruegos
Muy conmovida, Marisela ruega porque un día despierte y pueda tener alguna noticia sobre su hija: “Todos los días es lo mismo, pero seguimos en la búsqueda hasta que Dios nos dé la dicha de tener noticias así sean buenas o malas, pero saber de ella es muy difícil, de verdad, no tengo palabras para explicar lo que se siente vivir así”.
Marisela, al igual que las decenas de madres que tienen a sus hijos desaparecidos en la frontera, ruega a las autoridades por una respuesta que pueda aliviar su angustia.