Era domingo por la noche. Ya era bastante tarde y Franyelis, de 5 años de edad, tenía sueño. Su mamá bebía y compartía con unos vecinos de Tronconero, en Guacara. Durmió a la niña en sus brazos y luego la llevó a una habitación de la casa donde viven para acostarla. Sin embargo, a las tres horas, la pequeña se despertó y volvió a la vivienda a buscar a su mamá. Y repitieron el proceso. No pasó mucho tiempo cuando se dieron cuenta que la pequeña había desaparecido.
Eran alrededor de las 2:00 de la mañana cuando Yesika dejó a su hija en la cama, por segunda vez, y regresó a seguir disfrutando con sus vecinos. Casi un par de horas después, cuando decide ir a dormir, se encontró con la primera escena: Todo el cuarto estaba lleno de sangre y Franyelis no estaba. Salió gritando y pidiendo a sus amigos, con los que compartía minutos antes, que la ayudaran a buscar a la niña.
Todos comenzaron a buscar por cada rincón de la casa. De pronto, un jovencito, hijo de una expareja de Yesika, «encontró» a la niña. Estaba metida en un pozo séptico de la casa, a más de 5 metros de profundidad. Entonces, llamaron a la Policía Municipal de Guacara, quienes llegaron mucho después. Estos, a su vez, notificaron al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la Delegación Municipal Mariara.
Ya al amanecer, también arribaron comisiones de los Bomberos de Guacara para recuperar el cadáver. Debieron usar equipos especiales para que un cabo entrara al pozo y la sacara. Esta otra escena era aún más perturbadora: Cuando sacaron el cuerpo, tenía alrededor de 15 heridas de arma blanca y signos de abuso sexual.
Uno de los primeros oficiales de la policía que llegó al lugar preguntó: ¿Quién la encontró? y todos respondieron que el adolescente, que era como un hermanastro. Y el oficial pidió llamarlo de inmediato; sin embargo, cuando fueron a buscarlo no estaba. Entonces, los vecinos recordaron que el muchacho de 14 años de edad cargaba una ropa diferente a la que llevaba puesta horas antes, que se había bañado. Ya había un potencial sospechoso.
Cuando los detectives comienzan a hacer sus labores de campo y de recolección de evidencias, dieron con algo clave: La ropa del jovencito manchada de sangre, que estaba escondida en un tobo. La sospecha se convertía en certeza. Lo confirmaba el hecho de que él había hallado el cadáver en el pozo y que, además, había huido de la escena. No había dudas.
Se cree que la niña se resistió, que posiblemente gritó, pero nadie la escuchó porque la música estaba a alto volumen. Además que estaba a unas cuatro casas de donde estaban los adultos compartiendo. Yesika fue detenida.
En horas de la noche, unos vecinos del sector La Cumaca vieron a un muchacho caminando por las calles. Se acercó a una vivienda y pidió comida. Se apreciaba desorientado y dijo que había llegado a la zona, desde Tronconero, porque supuestamente estaba buscando a un hermano, contó una lugareña. Comisiones de la Policía de Carabobo y municipal de San Diego se activaron en la búsqueda. Oficiales de la PM de Guacara buscaban por el cerro, del lado del muncipio vecino, pero no dieron con él.
Al parecer, alguien vio la fotografía del adolescente, que circuló en la noche, y al reconocerlo dieron parte a la policía. No era la imagen de un sujeto con chemise color morado y jean, que se hizo viral más temprano. Ese hombre no tiene nada que ver en el caso, incluso, ni siquiera es de Carabobo. Tampoco asesinaron al supuesto culpable. Sigue prófugo.
Se conoció que tanto el padre de la niña, como el del adolescente habían sido llevados a declarar al Cicpc, así como algunos vecinos quienes fueron testigos del hallazgo.
La comunidad en Tronconero está enardecida, pero también conmovida por los hechos. Piden a las autoridades dar rápido con el homicida. Esperan que el cadáver de Franyelis sea entregado este martes para darle el últimos adiós.
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