El reciente caso del niño de 10 años que llevó un arma de fuego a su escuela en Carrizal, estado Miranda, ha generado alarma y preocupación en la comunidad educativa. Según Fernando Pereira, educador, orientador y fundador de Cecodap, este incidente pone de manifiesto la complejidad de la violencia en el entorno escolar.
La violencia, ya sea verbal, física, psicológica o virtual, crea fricciones y afecta profundamente a los jóvenes. Pereira enfatiza que es crucial abordar estas situaciones desde el clima y tejido escolar. Si se establecen mecanismos para tratar estos problemas, se puede evitar que los incidentes pasen desapercibidos en el aula.
Sin embargo, la realidad es que muchos centros educativos están sobrecargados con las exigencias académicas, relegando la atención a la violencia a un segundo plano. Pereira advierte que esta falta de enfoque multiplica los factores de riesgo.
Los estímulos del entorno generan confusión en los jóvenes. A veces, incluso teniendo familia, se sienten solos frente al acoso escolar. Además, la figura paterna no siempre representa un apoyo en estas situaciones.
El ejemplo que se les da a los niños es crucial. Si desde casa se les enseña que la violencia es la única forma de resolver conflictos, es probable que actúen de esa manera. La comunicación y la educación son fundamentales para prevenir estos episodios.
Por otro lado, el abogado criminalista Mario Mármol García destaca que la Lopna (Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes) regula el comportamiento de los adolescentes en el sistema penal. Después de los 14 años, los adolescentes son responsables penalmente y enfrentan procesos especiales.
Sin embargo, en Venezuela, los menores de 14 años quedan bajo la jurisdicción del Consejo de Protección y no tienen responsabilidades penales. Este tipo de incidentes no son aislados y han ocurrido en varias escuelas del país.
En resumen, es urgente abordar la violencia desde una perspectiva integral, involucrando a la comunidad educativa, las familias y las autoridades. Solo así se podrá construir un entorno escolar seguro y libre de violencia.
Mármol advirtió que la familia es la vara donde se miden estos problemas.
También indicó que la escala de la violencia no siempre es física, ya, aunque en este caso, el niño estaba buscando un artefacto para poderse defender. «Hay que rescatar el principio de autoridad, esa autoridad amiga que te tiende la mano, no solo en los padres».
Recordó que en el país está prohibido el porte de armas, y que cualquiera que deje que un adolescente se haga de este artefacto, tiene una pena de hasta 3 años.
Un niño, de 10 años de edad, logró ingresar un arma de fuego a la institución educativa en la que estudia en el municipio Carrizal del estado Miranda, para “resolver un problema con un amiguito”. pic.twitter.com/m2Y9n0PpKC
— Julio Flores (@julioenradiotv) February 24, 2024
Con información de MundoUR