Muere wayuu por una riña entre familias

Rangel Nava, de 51 años, pagó con su vida una riña que inició su sobrino, un niño de 10 años que hace dos semanas le dio una pedrada a un joven de ocho perteneciente a otra familia wayuu

Rangel Nava, de 51 años, pagó con su vida una riña que inició su sobrino, un niño de 10 años que hace dos semanas le dio una pedrada a un joven de ocho perteneciente a otra familia wayuu, que reside en el barrio las tres F, parroquia San Isidro, al oeste de Maracaibo.

Los parientes del occiso explicaron que ellos y la otra familia celebraban el arreglo que ambos alcanzaron, gracias a los oficios de un palabrero, luego del incidente protagonizado por los pequeños. Indicaron que tras dos semanas de negociación los agredidos iban a cobrar siete mil bolívares fuertes por la afrenta.

La reunión transcurrió sin mucha novedad hasta las 11.00 de la noche cuando el alcohol empezó hacer de las suyas entre los invitados. Uno de los allegados empezó a cuestionar el pacto y exigió más dinero a los Nava. Esto inició una discusión entre ambos clanes que duró hasta que una allegada de la víctima cacheteó a una mujer de la otra familia.

La fémina devolvió el gesto con un cotizazo y luego salió corriendo originando una persecución por todo el barrio. En la casa se quedaron ocho hombres y tres mujeres pertenecientes a la familia agredida que en vista de la cancelación del acuerdo decidieron tomar ocho ovejos pertenecientes a la matriarca de los Nava.

Esto suscitó que Rangel saliera en defensa del patrimonio de su madre colocándose en medio de su camino. Los supuestos ladrones tomaron una pala y golpearon en la cabeza en múltiples ocasiones al hombre matándolo en medio de una mal iluminada trilla. Para cuando el resto de sus familiares regresaron a la casa no había nada que hacer.

El ultimado dejó seis hijos. Trabajaba como albañil. En medio del llanto de rabia sus allegados destacaron que esperan que las autoridades ejerzan justicia por eso han colaborado con ella para dar con el paradero de los homicidas quienes según la Policía, todos están plenamente identificados.

 

Ysbel Carolina Gil/La Verdad