La Fiscalía 16º de Táchira acusó a Nepomuceno Hernández Blanco, sacerdote de la parroquia San Juan Bautista de la Concordia, en San Cristóbal, Táchira, con cargos de abuso sexual por presuntamente intentar violar a una adolescente de 13 años de edad.
En el escrito consignado ante el Tribunal 2º con competencia en Violencia Contra la Mujer en la entidad, la representación fiscal solicitó la admisión de la acusación, el enjuiciamiento del sacerdote y que se mantenga la privativa de libertad en la sede del PNB en San Cristóbal.
La acusación formal se produce 45 días después de la imputación del sospechoso, detenido el 13 de agosto por funcionarios adscritos a la Dirección de Investigaciones Estratégicas de la Policía Nacional Bolivariana (PNB).
El abuso fue cometido por Hernández Blanco en el interior de la iglesia «La Ermita». La víctima gritó para pedir ayuda y su tía ingresó a la capilla, donde encontró al sacerdote cometiendo abuso sexual sin penetración contra su sobrina. De inmediato alertó a otras personas en los alrededores de la situación.
Según la investigación, el sacerdote se encontraba bajo efectos del alcohol al momento de cometer el abuso sexual. En declaraciones a La Nación al momento de ser arrestado, Hernández aseguró que se trataba de una posesión demoníaca y no de un acto que cometió de forma consciente.
«No fui yo. Estaba poseído por el demonio, así que no soy culpable. Yo soy un hombre de bien y casto, por eso soy sacerdote», exclamó.
Tras la detención, la Diócesis de San Cristóbal suspendió a Hernández Blanco. Mediante un comunicado difundido por el organismo y suscrito por el obispo de San Cristóbal, Mario Moronta, expresaron sentirse «avergonzados» por el crimen.
«El sacerdote es responsable de sus actos y debe responder por ellos ante la ley civil y eclesiástica. Tiene derecho a su defensa, para lo cual tendrá la asistencia de un abogado que él mismo designe. La Diócesis muestra su preocupación y ofrece su acompañamiento a la víctima de este bochornoso acto», recalcó la publicación