Le llaman “Caramelo”: La historia de una violación (Imágenes de dolor)

Las calles de Chacao y algunas del municipio Libertador son el hogar de una adolescente que perdió su inocencia luego de ser víctima de una violación. Le llaman “Caramelo” por su color de piel y porque, pese a las consecuencias de vivir en las calles, es una joven dulce y amable.

Caramelo pide comida en los centros comerciales y en las avenidas para poder alimentarse. Ella no cuenta con ningún apoyo familiar. Su madre  – a quien llamaremos Liz – fue asesinada por una deuda con un vendedor de droga. Su padrastro murió luego que el hermano de la adolescente le disparara seis veces en la cara  en venganza por haberla violado cuando tenía 10 años. Su progenitor padece de esquizofrenia y su abuela ya no la reconoce.

LAS IMÁGENES:

Liz jamás creyó en su hija y ese día no sería distinto. Caramelo lleva marcado como fuego en el rostro y en su tobillo los golpes que recibió de su madre tras contarle cómo su padrastro, sin clemencia, quebró su inocencia.  Pero Liz tampoco sobrevivió a esta tragedia: las drogas y quizá hasta la culpa cegaron su vida. A pesar de ello, Caramelo insistió en llegar a ella, salvarla y volver a ser una familia, pero ya era tarde.

“Si mi mamá me hubiese pedido perdón, yo la perdono porque madre es una sola”, confesó entre lágrimas que recorrían su rostro.

Caramelo es una más. ¿Qué pasa con estos jóvenes en situación de calle?

De acuerdo con Gloriany Faría, presidenta del Consejo Municipal de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Cmnna) de la alcaldía del municipio Chacao, el Gobierno no crea entidades – casas de abrigo- para disminuir los casos de menores en las calles.

Faría denunció que las entidades privadas ya no tienen cupo para recibir a los jóvenes y tienen estándares de ingresos “complicados”, debido a que solo reciben niños pequeños y “no son niños propiamente de la calle sino maltratados”. Agregó que el Instituto Autónomo del Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (Idena) es el principal organismo encargado de acoger este tipo de casos y está en la obligación de garantizarles la atención necesaria a estos niños en las casas – hogar,  “pero tampoco hace nada” para solventar este flagelo cada vez más grave en Venezuela como consecuencia de la crisis económica que ha arrastrado a familias enteras a vivir bajos los estándares de pobreza crítica.

“En los 20 años que tiene esta red funcionando como ‘Patio Abierto’, ha resultado sorpresivo como esta etapa se ha convertido en un reto. Es muy difícil abordar a niños en situación de calle, debido a que antes estábamos acostumbrados a trabajar con ‘chamos’ entre 13 y 16 años; hoy estamos trabajando con niños entre seis y siete años de edad. Eso para nosotros es inesperado”, Leonardo Rodríguez Angola, director de la asociación civil red de casas Don Bosco

Leonardo Rodríguez, educador de calle y quien conoce de cerca esta realidad desde la red casas Don Bosco reveló que  “ahora los ‘chamos’ están organizados en cuanto al tema de la violencia. Estamos seguros de que hay adultos detrás de todo esto. Hemos visto una migración de los llamados ‘Cachorros’ de Sabana Grande al Centro Comercial Líder. Ese tipo de cosas no pasaban antes”.

Ante la grave denuncia, también aprovechó para explicar que desde la casa Don Bosco en Sarría se maneja un programa apoyado por la alcaldía de Chacao que se denomina “Patio Grande” que le permite a los menores en situación de calle hacer vida diurna, asearse, lavar su ropa y recibir atención profesional para paliar su condición de abandono.

“Otro de los temas alarmantes es que todos los chamos de la calle tienen familia, todos tienen una referencia familiar; entonces ellos se convierten en una especie de colectores que pasan toda la semana aquí en Caracas recogiendo lo que consiguen y el fin de semana se van para llevar lo que recogieron” enfatizó Rodríguez Angola

Asimismo afirmó que “este Gobierno tiene 20 años de abandono en el tema de la infancia en Venezuela. Ha sido el responsable de los maltratos a los niños y por ello aumentó la tasa de mortalidad infantil, lo cual le costó el cargo a la ministra de salud”.

La responsabilidad del Idena

Rodríguez apunta a las instituciones del Estado y así lo reitera. “Eso no sirve, pretende vender una imagen fresca, de que hace talleres, tuitea talleres de unidades de atención, talleres para los policías… ellos se han resumido a talleres pero ese no es su trabajo. Ellos ahora quieren lavarse la cara cuando durante años, los chamos han estado abandonados. La viceministra del Ministerio de la Felicidad que es la persona encargada, el órgano para la protección de la infancia, no ha elaborado la más mínima política pública para protegerla”, señaló el docente.

De igual forma, recordó que “los órganos de protección carecen de los programas, carecen de los recursos – no monetarios – sino del recurso profesional para poder atender el caso de Caramelo, por ejemplo”

“El Idena tiene menos de 15 casas de abrigo a nivel nacional; nosotros como asociación civil tenemos contabilizadas casi 100 entre entidades privadas como Bambi, Fundana, Don Bosco, Aldeas SOS…”

No hay comida, no hay medicinas

Sin embargo, las casas – hogares que prestan ayudan a los menores desamparados, tienen un problema común: el acceso a los alimentos y a las medicinas. El educador hizo un llamado al defensor del pueblo, Tareck William Saab, a tomar acciones en el asunto; debido a que por ley “tiene la obligación de inspeccionar las unidades de atención y lo programas. Debe exigirle al Idena que de respuesta a los muchachos”.

Además de las patologías de tipo psicológicas que padecen estos jóvenes como consecuencia del abandono de sus familiares, a estos jóvenes les ha tocado alimentarse por debajo de las condiciones adecuadas para sus edades. En casa Don Bosco han llegado a alimentarse con “pasta sola” y “sopa”; puesto que las donaciones de comida no son suficientes.

¿Cuál es la solución?

Según la información recabada por los expertos consultados, no basta saciar los estómagos de estos niños en situación de calle. Es necesario trabajar e invertir en los programas de asistencia que les permitan reintegrarse a la sociedad y les ayuden a elaborar un proyecto de vida. Así como también políticas públicas que apoyen y construyan casas de abrigo para todos los niños en situación de calle.

Es un tema de humanidad que Caramelo, a pesar de la tragedia de su vida, lo entiende muy bien desde su fuero interno y su nobleza. Para ella no hay un sueño más grande que tener una familia, una que quiera adoptar no sólo a ella sino también a sus más de 20 hermanos de calle. Sabe que no será fácil, pero así lo desea. Caramelo quiere convertirse en la mejor repostera del mundo o una connotada abogada penal. Dejar tras de sí su rostro de la calle.

CD