Las víctimas del transgénero Artiles: Acusada de abusos sexuales y psicológicos, estafas y robos

Michelle Artiles es una persona Las víctimas del transgénero Artiles: Acusada de abusos sexuales y psicológicos, estafas y robos que se presentó en redes sociales como activista por los derechos LGBTIQ+. En redes usó el mote Migurtcita. El pasado 16 de agosto la acusaron en un tuit de ser “violenta, machista, manipuladora y de paso ladrona, que le encanta hacer polémica”. Ese tuit desató las conversaciones digitales y fue citado para opinar sobre Artiles, quien en redes sociales mantuvo una postura beligerante y, en efecto, aprendió temprano la lección sobre ‘interseccionalidad’, ese marco de análisis que define las características que pueden sumarle vulnerabilidad o privilegios a tu perfil, como pobreza, negritud, género, identidad, etc. Artiles usó muchas veces las capas de su interseccionalidad para salvaguardarse y acusar a otras personas de no avalar sus opiniones debido a su caracterización, acusando discriminación donde pudo haber simplemente disenso. El conflicto fue constante.

POR NAKY SOTO

Artiles cerró su cuenta en Twitter el propio 16 de agosto, mientras se publicaban las denuncias más graves, las que no se supieron públicamente hasta ese día. Cualquier antipatía contra Artiles quedó desplazada por los testimonios que le acusaron de haber cometido abusos sexuales y psicológicos, escritos por personas con identidades comprobables. El efecto fue en cascada y en varios grupos simultáneamente. Como en todos los ejercicios masivos hubo memes brillantes, también hubo gente que azuzó el rechazo con prejuicios, facturas pendientes y posturas religiosas, pero no banalizaron la tragedia.

Las víctimas

Pensemos por un momento en algo que nos ocurre a casi todos los venezolanos: ¿a cuántas personas extranjeras has tenido que escuchar con respuestas mágicas para una dictadura que no padece? ¿Cuántas veces te han dicho que lo que nos ha faltado es ‘valor’ para sacar a esa gente del poder? Bueno, en ese caso, los que resuelven fácilmente lo que no viven, son los agresores. El resto somos las víctimas. Muchas veces he dejado de responder esas estupideces, porque no se me ocurre cómo resumir tanto dolor histórico, y en otras porque creo que no vale la pena. Pero la reacción suele ser la misma: ante el silencio o la imposición de la simpleza, los agresores creen que ellos tienen ‘la razón’ y que ‘ganaron’ una discusión, mientras la vida de las víctimas sigue igual y nada cambia.

Uso ese ejemplo más universal para dejar en evidencia que nuestra solidaridad con una víctima es más probable cuando al menos podemos poner en contexto lo que pasó. En cambio, desde lejos, lo que debería ser apoyo se convierte en ataques que revictimizan a quienes la han pasado peor. La evidencia demuestra que denunciar en un país sin instituciones no es fácil, y por eso muchas veces la gente tiene que procesar por su cuenta lo que vivió, y tratar de seguir adelante a pesar de eso. Es más bien gracias a las redes que se conectan, se hacen compañía, descubren el daño recibido y combaten el aislamiento.

Las víctimas tienen que lidiar con su vulnerabilidad y su dolor, porque una denuncia puede ser la decisión correcta, pero esa decisión le corresponde a cada víctima en el tiempo que necesite. Contra Artiles hay testimonios muy oscuros que demandaron valor antes de emerger. La mamá de una víctima acusó que cuando Artiles aún no había hecho la transición abusó de su hija, quien lo denunció, pero el colegio desestimó la denuncia y Artiles se burló de ellos: de la víctima y de su familia. Muchas de las organizaciones que se desvincularon de actividades con Artiles lo hicieron por su nivel de conflictividad, pero no por estas acciones que pueden constituir crímenes y que no eran conocidas hasta la oleada de publicaciones.

Investigación por ‘likes’

Tras dos días con Migurtcita siendo tendencia en Twitter, el Fiscal general informó que designó a la Fiscal 98 Nacional en Derechos Humanos para investigar los hechos denunciados contra Michelle Artiles. La causa de los derechos de las personas LGBTIQ+ no ha avanzado durante el chavismo, y este caso además convierte prejuicios en justificaciones ‘razonables’ (en los códigos del poder) para un retroceso acelerado y severo contra esa comunidad. A ese punto llega el daño que comete una persona con sus abusos: no fue solo contra las víctimas, sino también contra el tejido social al que fingía representar.

El chavismo lleva meses incorporando en sus discursos la supuesta “ideología de género”, una imbecilidad que no existe realmente pero le sirve a distintos grupos para justificar su fobia anti LGBT. Es una munición útil en el marco de la alianza electoral del poder con algunas iglesias evangélicas. Pero además, ahora hay grupos conservadores que se oponen a que haya educación sexual en los colegios, porque asumen que ‘desvía’ a los chamos. El Estado acaba de sobreseer la causa de al menos 30 de los 33 hombres injustamente detenidos en un spa de Valencia, pero sin aclarar que: no hubo orgía, nadie tenía VIH (pero que igual acusarlo es discriminatorio) y no había material pornográfico ni drogas, como dijeron las autoridades cuando los expusieron.

La caída

Diversas organizaciones tomaron posición para pedir justicia para las víctimas, así como para desincorporar a Artiles de sus filas, publicaciones y hasta reconocimientos. La mayoría coincide en demandar que no se instrumentalice el dolor de las víctimas para justificar fobias y prejuicios. Ese es un punto importante: las responsabilidades son individuales, y es muy grave que una ‘activista’ aumente los riesgos de una comunidad ya discriminada y recientemente violentada. Desde mi perspectiva, perfiles como el de Artiles ganan visibilidad por el aislamiento comunicacional y la debilidad institucional que vivimos. 

Muchas chamas no tienen con qué comparar sus propios procesos emocionales porque no hay referentes masivos, ahora todo ocurre en redes, sin líneas editoriales, artículos de opinión ni entrevistas que puedan resultar orientadoras. La mayoría de la gente quiere ser popular, tener likes, pertenecer, y en esa procura se desdibuja hasta la propia noción de respeto y amor. Los depredadores avanzan porque muchas veces la víctima ni siquiera es consciente de que sufre maltrato

De haber institucionalidad real, el Ministerio Público tiene que investigar y procesar a Artiles, quien debe tener el derecho a defenderse. Ya tiene una condena moral bastante adelantada por ser una agresora que se escudó tras el activismo. Mientras tanto, aunque sea más atractivo desollar al victimario, pensemos en las víctimas, porque un Estado que está siendo investigado por la comisión de crímenes de lesa humanidad puede saltar a ofrecer sus servicios para ganar popularidad, pero jamás podrá dictar cátedra sobre abusos. Un poquito de por favor.