A través de publicaciones en su cuenta de Facebook, que para el momento no presagiaban la tragedia que estaba por ocurrir, Zamira, la quinceañera que decidió quitarse la vida en el municipio Bolívar, del estado Táchira, de alguna manera al parecer anunció que lo haría.
Poco antes publicó que el 13 de julio moriría, aunado a un video musical de Jósean Log, sumamente melancólico, que insinuaba una despedida. Una carta que luego, al cometer el hecho, le hallaron en un bolsillo, dio fuerza a la presunción.
En ese corto mensaje, escrito en un pedazo de hoja de cuaderno, se despedía. A su familia le decía cuánto la amaba y agradecía; a su hermanita de 4 años, que siempre sería la luz de sus ojos. Pedía a sus seres queridos no llorar ni sufrir por su partida, porque aseguraba que estaría en un lugar mejor.
Además, especificó que quería un ataúd blanco y que, en su velorio, hubiera música alegre. Peticiones que hoy causan sufrimiento en su familia, que ajena estaba a la tormentosa situación que seguramente estaba viviendo la linda adolescente.
La madre de Zamira, buscando un mejor porvenir económico migró del país, unos 8 meses antes. La quinceañera quedó al cuido de su abuela y su papá. Junto a su hermanita de 4 años, vivía en el sector Garrochal, en San Antonio del Táchira.
Era una joven alegre, vivaz, y muy querida en su familia y entre sus amigos. Nadie imaginó que tomaría la errónea y fatal decisión, contó un primo.
Fue su hermanita de 4 años la que ese martes, comenzando la noche, la halló en el garaje, colgando de un mecate. La niña avisó a la abuela y esta a su vez a otras personas, que rápidamente la trasladaron al hospital, pero ya era tarde. Había fallecido.
Zamira estudiaba tercer año en el liceo Bolívar, de San Antonio del Táchira. Desde hace unos meses tenía un novio, de 16 años, quien vive en otro sector de la misma población, pero se desconoce cómo llevaban los adolescentes esa relación.
Son múltiples las hipótesis que surgieron a raíz de su sorpresiva y temprana partida. Se preguntan si estaba deprimida y no lo demostraba, cuál era el motivo de tal tristeza. O si se trató de un hecho reciente y doloroso que no supo manejar y dio cabida a alimentar la idea de morir. Nadie sabe qué pasaba por su mente, ni qué la afectó tanto y por varios días.
Lo cierto es que su ausencia ha dejado, además de muchas interrogantes, un gran vacío entre quienes la conocieron.