A la niña la violaron y la golpearon hasta matarla

mujer Wayuu asesina a su hija de tres años
Los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica manejan el caso como una averiguación muerte, sin descartar otras hipótesis. El cadáver de la niña permanece en la morgue forense, sus familiares no se han presentado para reclamarlo

Helen Hernández/La Verdad

La vida de la pequeña Jhoana Carolina Montiel, de tres años, terminó, el pasado miércoles a las 9.00 de la noche, cuando Jholiver del Carmen Montiel (23), su madre, la mató a golpes dentro de una casa de bloques grises de la calle 26 del sector La Arreaga, parroquia Cristo de Aranza del municipio Maracaibo. Los vecinos del ama de casa aseguran que acostumbraba a darle fuertes palizas y subía el volumen del equipo de sonido para que no la escucharan llorar.

Sobre una camilla metálica reposaba, ayer en horas de la mañana, el cadáver de la niña. Los auxiliares de autopsia, funerarios y patólogos estaban sorprendidos por el estado en el que se encontraba; tenía marcas de mordeduras en los brazos, las piernas y el abdomen, golpes en la cabeza, laceraciones en los dedos de las manos, “nada podía ser peor que eso” comentaban entre sí.

Cuando la puerta roja de la morgue se abrió, la verdad salió a la luz. Durante la necropsia se determinó que la bebé además de ser torturada y presentar un cuadro severo de desnutrición, había sido violada en reiteradas oportunidades, su vagina y ano desgarrados no dejaban espacio a la duda, detalló un funcionario vinculado con la investigación.

El principal sospechoso de la violación es Gustavo Adolfo Ferrer (26), su padrastro, quien permanece recluido en la sede de la Policía científica en Altos del Sol Amado, junto a la progenitora de la menor. Hasta el momento se desconoce la versión ofrecida por los detenidos durante el interrogatorio.

Reconstrucción

Después de que la abuela materna de Jhoana falleció, Daniela Montiel, una de sus hijas, la cuidaba. La tragedia comenzó hace tres semanas, cuando la progenitora de la menor llegó a la casa de su hermana, en El Moján, le dijo que necesitaba llevarla consigo, “era el momento de asumir sus responsabilidades”.

La estadía en la casa de su madre, se convirtió en un infierno. La golpeaba, la jalaba por los brazos, no le daba comida, “cualquier cosa que hacía la pequeña le molestaba”. El día del deceso, la mujer tocó la puerta de la casa de Dilia Ferrer, su suegra, le contó que la víctima había sufrido un golpe en la cabeza tras caer de la cama.

En la emergencia del Hospital Chiquinquirá los médicos de guardia certificaron su deceso. Los familiares de la infortunada aprovecharon la presencia de los medios de comunicación en el comando policial para contar que la detenida les había confesado que “mordía a su hija porque no tenía qué darle de comer”.