Para su familia continúan las dudas de cuáles eran las intenciones reales de Jhoemar Vargas, cuando desapareció sin anunciarle a nadie qué haría. Los Vargas esperan ayuda para repatriar el cuerpo
La familia de Jhoemar Vargas no sabía que sería el primer balsero venezolano. Se enteraron cuando su cuerpo fue hallado flotando entre la bruma salina de la playa Baby Beach de San Nicolás, en la isla de Aruba al, norte de la costa del estado Falcón.
Vargas, un hombre corpulento de 32 años, era el segundo de cinco hermanos, soltero, con tres hijos: un varón de 12 años de edad, una niña de 7 años y una bebé de 7 meses de nacida. Desde hace varios años trabajaba en empresas petroleras, incluso en el 2010 laboró durante seis meses en la industria petrolera en Aruba. Su último trabajo fue en la empresa gasífera en Cardón IV-del CRP- donde el contrato terminó hace dos meses y medio, por lo que actualmente se encontraba preparando los papeles para un posible trabajo en Curazao, a donde asistiría con su padre.
“Ya regreso, mamá” fueron las últimas palabras que Jhoemar le dijo a su madre el lunes 28 de marzo, a las 2:30 de la tarde en el sector 1 de Antiguo Aeropuerto en la ciudad de Punto Fijo, informándole que iría hasta el poblado de Villa Marina, en el municipio Los Taques, a llevar un pan y un jamón que le habían pedido que enviara hasta la isla de Aruba. Además había comprado unos dulces porque los pagaban en florín arubeño y así pretendía ganar un poco más de dinero, cuenta su hermana mayor, Eliana Ventura.
Se rumora que desde Villa Marina, donde hay una reconocida playa, salen semanalmente lanchas que van hasta la isla arubiana para vender productos de cualquier tipo como dulces, frutos secos, mercancía seca, entre otras.
Eliana dijo que su hermano acostumbraba a dormir en un anexo que había alquilado, pero pasaba el día en su casa materna, por lo que a sus familiares les pareció extraño que el día martes no fuera a desayunar como de costumbre, por lo que se dirigieron hasta Villa Marina donde preguntaron por él y supieron que se había embarcado en una lancha e ido hasta la isla.
Según un amigo de la zona donde fue visto por última vez, Jhoemar dejó la moto en su casa diciéndole “guárdame la moto, aquí están las llaves, vuelvo en un rato y si no regreso, dale la moto a mi papá”; palabras que ahora tienen otro significado, ya que demuestran que Vargas sabía el peligro que representaba el viaje que estaba a punto de emprender, o tal vez tenía planes secretos de quedarse en Aruba, de esta teoría se desprende que hoy lo llamen el primer balsero venezolano, en clara alusión a los balseros cubanos que arriesgan su vida para huir de Cuba hacia las costas de Miami, en Estados Unidos en busca de libertad y mejores condiciones de vida.
El martes al mediodía se supo la triste noticia, un amigo de la familia que reside en Aruba se comunicó con ellos para informarles que había leído en un portal web de la isla acerca de un cuerpo que encontraron en la orilla de una bahía y que por la foto parecía Jhoemar. La hermana mayor inmediatamente envió una foto de la cédula de su hermano, esperando que no se tratara de él, inmediatamente el amigo se trasladó hasta la morgue y así reconoció el cadáver.
Eliana cuenta que la desesperación de no tener información los llevó a buscar en Internet el número del Consulado de Aruba en Punto Fijo, en busca de ayuda para saber sobre el cuerpo de su hermano. Una voz de hombre contestó al otro lado del teléfono, por lo que ella preguntó que dónde estaba la embajada de la isla porque era la hermana del muchacho ahogado. Pero la respuesta fue desalentadora: “¿Y qué quieres tú que yo haga?”, exclamó el hombre.
Pero la desolación de la familia no se queda en la desconsiderada respuesta. 5 mil dólares cuesta trasladar el cuerpo, debido a la permisología que se necesita, un costo exageradamente elevado para la familia Vargas y para cualquier venezolano, dado el férreo control de divisas por parte del Estado que rige en el país desde 2003, endurecido en los últimos dos años y que no permite al ciudadano común acceder libremente a moneda extranjera.
Al no contar con ayuda, Mariana Vargas, también hermana de Jhoemar, se dirigió hasta la Base Naval el miércoles a las 10 de la mañana y logró conversar con el teniente de navío, Douglas Milano, quien hizo el contacto con Aruba porque así podrían trabajar con Curazao donde se encuentra una fragata de Venezuela y trasladar el cadáver de la fragata que se encuentra en Curazao a la fragata en Venezuela.[I4]
El mismo miércoles, el diputado del Consejo Legislativo del Estado Falcón (CLEF), Mundo Revilla, vecino de la familia Vargas, contactó a la gobernadora del estado, Stella Lugo, a quien le pidió ayuda para traer el cuerpo de Jhoemar y así poder darle la cristiana sepultura.
“En la tarde vino un funcionario de Protección Civil (PC) pidiendo un número telefónico y luego me llamó el director regional de PC de parte de la gobernadora solicitando los datos y una carta explicativa donde le pedíamos al viceministro de las Islas del Caribe poder traer el cuerpo de mi hermano, ya que no contamos con los recursos”, relató la hermana mayor del fallecido, con mirada triste.
Hasta el viernes a horas del mediodía no tenían respuesta concreta de ningún ente. Llamaron a las 2 de la tarde del jueves y les dijeron que llamaran nuevamente a las 3, luego que esperaran media hora, 40 minutos y así continuaron pasando las horas, y con ella aumentaba la zozobra de esta familia, quienes no saben si les ayudarán o no, pese a las solicitudes que han hecho.
Han pasado tres días desde que los Vargas se enteraron del fallecimiento de Jhoemar, en su casa materna las personas entran y salen durante todo el día dando el pésame y pidiendo saber acerca del sepelio, pero la familia se encuentra con un desgaste físico y emocional. No han podido comer ni dormir, solo esperando por saber qué pasara con el cuerpo de este hijo, hermano y padre, cuyo cuerpo se encuentra en el Hospital Aurora de San Nicolás, en la isla de Aruba.
Además del dolor por la pérdida, su hermana Eliana asegura sentirse molesta por unas publicaciones en un diario local, en el cual aseguraban que Jhoemar Vargas presuntamente estaba traficando droga. “Según el que escribió eso, se lo dijo una fuente fidedigna, pero que investiguen, mi hermano no tenía antecedentes, nada, no pueden andar escribiendo ese tipo de cosas, dañando la reputación de alguien por rumores, las autoridades no consiguieron nada con el cuerpo”, expresó indignada.
Hasta los momentos las autoridades locales no se han manifestado en cuanto a la muerte de este paraguanero en la isla de Aruba, las informaciones que se conocen son las dadas por la propia familia, quienes aún no entienden cómo Jhoemar salió a un poblado a 20 minutos de casa y apareció muerto en Baby Beach.
Muchas incógnitas rodean este caso pero lo que más quiere la familia es repatriar el cuerpo de Jhoemar. De quien comparten un dato curioso, él no sabía nadar, cuando se metía a la playa no dejaba que el agua le llegara más arriba de la cintura por temor a ahogarse.
Pocas son las opciones que tienen los Vargas, ante el costoso traslado del cuerpo desde Aruba, que cuesta 25 veces más que un pasaje en avión a la isla valorado en unos 200 dólares. La familia no tiene planes de cremar el cuerpo, un servicio que en Aruba ronda los 150 dólares, cifra de la que tampoco disponen sus deudos.
La familia Vargas hizo un llamado a los entes competentes venezolanos y a las autoridades de Aruba para que ayuden a que la situación se resuelva pronto y a que esta familia pueda darle el último adiós a su ser querido.
El Pitazo