Un gesto de bondad permitió el rescate de Darío Piñero, quien dembulaba sin rumbo por las calles de Caracas, al igual como lo hacía en Bejuma, estado Carabobo.
Darío Piñero (53), el hombre que fue declarado oficialmente muerto por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), en el municipio Bejuma del estado Carabobo, y luego apareció con vida en la ciudad de Caracas, ya regresó con parte de sus familiares en Valencia.
Aunque Piñero vive en Bejuma, la falta de gasolina ha impedido que lo lleven hasta su hogar, luego de haber sido trasladado en ambulancia desde la capital venezolana hasta la ciudad carabobeña, según lo confirmó su sobrina, Minerva Piñero, el 3 de abril.
Piñero fue encontrado deambulando en la parroquia Macarao de Caracas por Leonela y Leniska López Hidalgo, el 1 de abril, en la mañana. A simple vista el hombre les inspiró confianza; no tenía pinta de delincuente ni de consumidor de drogas, pero si de alguien que estaba muy desvalido. Apelando a su intuición, Leonela y Leniska se le acercaron para preguntarle donde dormiría, a lo que Darío respondió: «donde me agarre la noche». Esa frase las conmovió, así que lo montaron en su carro y se lo llevaron a casa.
“Aún queda gente buena, personas de gran corazón. A ellas (en referencia a Leonela y Leniska), sin importales que mi tío pudiera estar contagiado de coronavirus o de cualquier otra enfermedad, le dieron abrigo”, exclamó con agradecimiento Minerva.
En la residencia de la familia López Hidalgo, Darío se bañó, comió y descansó. A las 4 de la tarde del mismo 1° de abril logró recordar el teléfono de la casa donde vive, llamó y contestó uno de sus hijos. “Mi primo no lo podía creer, pues para toda la familia mi tío estaba muerto”, recuerda Minerva Piñero.
Aún incrédulos, la misma Minerva devolvió la llamada a un número que la familia López dejó para que se mantuvieran en contacto mientras se tramitaba el traslado de Piñero a su ciudad de origen. «Lo primero que le pregunté a la persona que me respondió fueron las características del hombre que estaba en su casa, las cuales coincidían perfectamente con los rasgos de mi tío. Luego pedí hablar con él, y en siete minutos de conversación corroboré que se trataba de la misma persona. Por un momento habló muy lúcido, luego empezó a desvariar y me dije: sí es mi tío”, recordó.
Un reencuentro feliz
El 2 de abril, Darío Piñero ya estaba con sus afectos. Tras los calurosos saludos y abrazos, el hombre ofreció detalles de su travesía durante el mes y medio que estuvo perdido, sin sospechar que había sido declarado muerto y sepultado, luego que el Cicpc levantara el cuerpo sin vida de un hombre, el 17 de febrero, en una laguna de la Agropecuaria LS 2000, ubicada en el sector Banco Largo del municipio Bejuma.
De acuerdo al relato de Piñero, un día, que no logró precisar, se montó en un autobús hasta la ciudad de Valencia y de ahí se fue en otro a Caracas.
En la capital, alguien lo llevó a un albergue de la Misión Negra Hipólita, donde lo bañaron, le dieron ropa, lo afeitaron y le cortaron el cabello, sin embargo, luego escapó de ese lugar para finalmente caer en manos de la familia López Hidalgo.
Otra travesía
Darío Piñero es muy popular en Bejuma. Para los residentes de este municipio es común verlo deambular por las calles y frecuentar el restaurante Gran Lourdes, ubicado a orillas de la carretera Panamericana, donde hacen parada transportistas y viajeros. En sus momentos de ofuscación intermitente, dice ser el dueño de este establecimiento.
Que se perdiera de casa por unos días no era extraño para sus parientes, pues el hombre lo hacía con frecuencia. Al final, siempre regresaba, tal y como ocurrió en esta oportunidad, pero con una diferencia: ahora está legalmente muerto, lo que implica una nueva travesía, pero en el aspecto legal.