Aunque la masacre cometida en el Club Los Cotorros sentó un precedente en cuanto al ingreso de adolescentes a fiestas públicas, en la actualidad han ocurrido eventos en algunos locales nocturnos donde los protagonistas de trifulcas siguen siendo estos jóvenes.
La norma es muy clara, ningún menor de 18 años puede ingresar a establecimientos nocturnos. Sin embargo, estos burlan cualquier sistema de seguridad impuesto. ¿Cómo lo hacen? falsifican cédulas, pagan multas, y hasta acuerdan con la vigilancia del local para ingresar sin chequeo a cambio de dinero.
La mayoría de fiestas donde se presentan este tipo de fenómenos son las anunciadas a través de redes sociales, producidas por grupos dedicados a montar eventos con el fin de generar grandes dividendos. Todo sin contar con la logística necesaria para manejar grandes cantidades de público.
¿Qué ofrecen? Este tipo de eventos son preferidos por los adolescentes por la variedad de servicios que se ofertan en las publicaciones. Van desde shows de striper, rifas de tatuajes, alcohol gratis y hasta habitaciones de hotel, tal como lo reflejan en las mismas promociones digitales.
Esto genera que un gran número de adolescentes acudan a estos eventos, y aunque en las promociones indiquen que su presencia es prohibida, en la puerta del establecimiento pagan una multa y pasan.
Los menores de edad, el alcohol y las drogas terminan convirtiéndose en un coctel perfecto para el descontrol y la violencia desmedida que ha generado en su peor caso el aumento de la estadística criminal del país.
En el proceso investigativo realizado por los periodistas de Las Caras del Suceso se pudo evidenciar como aún en las redes sociales se siguen presentando este tipo de situaciones. En una de las páginas dedicadas a promocionar eventos se notó como hasta los mismos organizadores se quejan del mal comportamiento de los menores en las fiestas.
En este post se evidencia como este tipo de eventos se salen del control principalmente por las peleas entre adolescentes
Sin embargo, estos hecho representan una consecuencia derivada de diversas problemáticas sociales a las que se enfrenta el adolescente.
Carlos Trapani, abogado de Cecodap, indica claramente que este tipo de fenómenos se presentan ante la ausencia de formas seguras de esparcimiento para los niños, niñas y adolescentes.
Frente a esto, los jóvenes optar por violar la norma y hasta caer en delitos, como falsificar cédulas y el porte ilícito de armas de fuego y explosivos. Ejemplo de ello fue lo ocurrido en el Club Los Cotorros.
Trapani asegura que mas allá de criminalizar al adolescente hay que encontrar los retos para mejorar las condiciones en las que los adolescentes puedan desarrollar su identidad.
Otro factor que influye para el especialista es el contexto familiar, en este punto acuerda que los padres están en la responsabilidad de velar por el correcto desenvolvimiento de los jóvenes.
Otra parte fundamental les compete a los organismos de seguridad y otras instituciones del Estado, quienes garantizar el correcto cumplimiento de la normativa.
Todo esto con el fin de evitar que hechos lamentables se sigan presentando. Teniendo en cuenta el antecedente fatídico que ocurrió la madrugada del 16 de junio del 2018 en el Club Social El Paraíso.
Caso que aún goza de impunidad, pues a casi un año del hecho todavía continúa el proceso judicial.
Todos los detalles del estatus de este caso serán presentados la noche del miércoles en la segunda entrega de Las Caras del Suceso