La crisis social que arropa al país puede llevar a casos dantescos en los que una madre es capaz de asesinar a su hijo de 2 años por considerar que le “trunca” su futuro.
Ese fue el destino de David, muerto, presuntamente, a manos de su madre,
Iraida Zaiter Mendoza, de 18 años; y de su padrastro, Daniel Alejandro Mendoza, de 21, en Caricuao.
El pasado fin de semana se conoció de una noticia surgida en la popular parroquia Caricuao, en el oeste de Caracas, en la que una madre denunciaba el secuestro de su hijo. Con el pasar de los días, la historia cambió. La pareja buscaba un mejor futuro fuera del país, pero sin el inocente niño, esta sería la excusa según la investigación adelanta por elCuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas.
El equipo de Caraota Digital consultó a tres expertos para conocer más el trasfondo de este suceso, quienes coincidieron en identificar un coctel social sumamente explosivo: violencia, drogas, crisis social, pérdida de valores y embarazo precoz. Niñas criando a otros niños.
Oscar Misle, director y fundador del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) señaló algunos de los factores resaltantes del caso.
“Los menores no controlan su condición de niños y son más vulnerables al maltrato de padres por no comprenderlos”, señaló Misle, agregando que en muchas ocasiones los padres muestran rechazo hacia el menor por ser este una especie de impedimento para desarrollar sus planes. En este caso, David resultaba un “estorbo” para el padrastro y la madre, quienes planeaban viajar hasta Panamá para encontrar un mejor estilo de vida.
Los niños no pueden auto controlarse por su propia condición de niños, no verbalizan lo que sienten y son más vulnerables a la agresión.
El uso de sustancias tóxicas pueden ser considerado un deshinibidor, lo que se suma a una posible actitud “psicopática”, convirtiendo al padrastro en un ser insensible al maltrato de un menor de edad. El ser un hijo no deseado le agrega vulnerabilidad al menor, que puede ser víctima de desamparo o abandono y hasta de agresión o rechazo. “No hay empatía por el dolor del otro y se actúa de forma compulsiva”, indicó Misle.
Testigos del caso refirieron que, efectivamente, David era rechazado y maltratado por su padrastro. Fue por ello que hicieron caso omiso y no lo denunciaron, por temor a las represalias que el señalado como autor del asesinato pudiera tomar contra quien lo delatara.
El criminalista Luis Izquiel explicó que este es un caso que conmociona a la sociedad, pues es muy extraño que una madre colabore en el asesinato de su hijo, algo que catalogó como muy “raro” pues “ni en el mundo animal sucede”.
El criminalista destacó que en hechos como este hay señales previas y el responsable de prevenirlas es el Estado, pero “lamentablemente en Venezuela no hay este tipo de prevención”, aseguró. Un estudio realizado por Cecodap señala que en 2016 se registraron 74 homicidios a menores de edad, de los cuales 71 no llegaban aún a los 12 años, y se espera que para 2017 la cifra aumente.
Sin embargo, Izquiel destacó que este tipo de crímenes no quedan impunes por la gran conmoción que causan a nivel social, ya que “no es común que asesinen a un niño de dos años”.
“Este clima de violencia que existe en Venezuela y esta falta de valores, contribuye a que este tipo de casos sea más frecuente. Un problema muy grave que se presenta en Venezuela es el embarazo precoz”, señaló Izquiel.
A Javier Gorriño, también criminalista y exfuncionario del Cicpc, lo que más le llamó la atención fue la actitud de cooperador inmediato del padrastro y de la madre como “cómplice” del mismo, algo nunca visto por él en sus años de experiencia. Hizo énfasis en la edad de la madre, teniendo en cuenta que lo dio a luz a los 16 años.
Su búsqueda por un futuro mejor en Panamá los llevó a ver al inocente David como un “estorbo”, lo que los habría inducido a deshacerse de él. “Es muy extraño. Muy extraño, que la madre se haga la vista gorda de lo que sucedió”.
“Que asesinen al menor, con colaboración de la madre, llama la atención, porque la madre siempre es madre y debe actuar como tal”, apuntó Gorriño.
Estimó que los homicidios no son el delito más difícil de investigar, gracias a las evidencias físicas que relacionan a los presuntos autores del hecho con el hecho en sí. Es por ello que este tipo de delitos es el queda menos en la impunidad.
Pero el alto nivel de crisis social hace que el panorama luzca poco alentador ante los ojos de este experto, quien advirtió que la inseguridad y la delincuencia se van a triplicar en Venezuela.
Ya estamos en Instagram por:
https://www.instagram.com/aldiayalahora/