De norte a sur y de este a oeste, la expansión de las bandas criminales del país y la impunidad con la que realizan sus operaciones se hace cada día más notable. A pesar de que los criminales están plenamente identificados y sus organizaciones criminales claramente registradas, ningún cuerpo policial ha podido detener el avance de estas bandas en el país.
Tras el reciente enfrentamiento del «Coqui” contra funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), El Pitazo te trae un perfil de los líderes más peligrosos del crimen en Venezuela.
El Coqui
Carlos Luis Revete, alias «el Coqui», nació en Caracas el 1 de febrero de 1978. Tomó el control de la banda en enero de 2015, tras el asesinato de su líder, “el Chavo”, a manos del Cicpc. Ese mismo año estableció acuerdos con otras organizaciones delictivas de El Valle, La Vega y El Cementerio para cercar el sector Cota 905 e impedir el ingreso de organismos de seguridad.
Según el portal Insight Crime, la banda cuenta con entre 70 y 120 integrantes enclavados en el sector. Desde allí se organizan secuestros, extorsiones, robos de vehículos y homicidios con total impunidad, pues se desenvuelve bajo la figura de las Zonas de Paz, proyecto del gobierno de Maduro que estableció acuerdos con las organizaciones criminales para detener el asesinato de funcionarios policiales. A cambio, ningún organismo de seguridad realizaría incursiones en estos sectores.
En los registros del Ministerio de Interior del gobierno de Maduro, «el Coqui» figura como uno de los más buscados del país, mientras muchos de los vecinos de la Cota 905 lo ven como un benefactor.
Wilexis
Wilexis Alexander Acevedo Monasterios, alias Wilexis, comenzó sus actividades delictivas hacia 2003 y actualmente es el líder de la megabanda homónima que gobierna el barrio José Félix Ribas, el sector más grande de Petare.
Según habitantes del sector, esta banda cuenta con un número de hombres que se calculan entre 150 y 200. La gran mayoría de ellos son menores de 30 años de edad y controlan cada aspecto de la vida en el barrio, desde robos, secuestros y extorsiones, la venta de drogas y hasta la entrega de beneficios del Gobierno, como las bolsas Clap o el gas doméstico.
Es una especie de Robin Hood. “En mi barrio hay más seguridad que en Fuerte Tiuna y quien se atreve a alterar ese sistema amanece con varios tiros entre cuerpo y rostro”, relató un testigo anónimo a El Pitazo.
Habitantes del sector también reportaron a Insight Crime que su ascenso al poder estuvo relacionado con el exalcalde del municipio Sucre, José Vicente Rangel Ávalos, quien también fue el artífice de las llamadas Zonas de Paz.
El Niño Guerrero
Héctor Rustherford Guerrero Flores, alias «el niño Guerrero», con 36 años controla la megabanda más extensa del país, el Tren de Aragua, cuyos miembros han logrado ramificarse a Táchira, Delta Amacuro, Guárico, Bolívar, Carabobo y Sucre, así como a otros cinco países del continente.
Desde el penal de Tocorón, en Aragua, controla un ejército hamponil de unos 7.000 reos dentro del centro penitenciario y muchos más afuera, quienes coordinan y ejecutan órdenes de robos, secuestros, extorsiones y narcotráfico con la ayuda de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Se estima que su organización produce como promedio 1 millón 500.000 dólares anuales en actividades delictivas, de las cuales la extorsión interna en Tocorón es la más estable: cada recluso debe cancelar entre 10 y 15 dólares para su seguridad.
Según informaciones manejadas por el mismo Cicpc, las conexiones del Niño Guerrero fuera del penal son extensas, e incluso se ha denunciado que algunos funcionarios policiales son parte de sus operaciones armadas.
No es un secreto que dentro de las instalaciones de la prisión, los reos cuentan con un club nocturno, una piscina, restaurantes, un zoológico y, más recientemente, su propio estadio de beisbol.
El Cagón
Darwin Antonio Rivas García, alias el Cagón, se convirtió en uno de los delincuentes más peligrosos del país con tan solo 25 años. Dirige una organización criminal entre Zulia y Trujillo dedicada al secuestro y extorsión de ganaderos y agricultores, el robo de vehículos y ha sido vinculado con al menos 40 homicidios.
A los 15 años sobrevivió al asesinato de sus tíos por miembros de la banda «los Cáscaras», y poco después abandonó su educación formal para incorporarse a las filas de la banda de alias el Satanás, quien le dio armas, dinero y poder. Poco tiempo después de la muerte de el Satanás a manos de la Policía del Municipio Baralt (Zulia), Rivas García ascendió al poder y tomó el control de la banda, de unos 30 hombres.
En 2016, con tan solo 20 años, cobraría venganza contra la banda los Cáscaras por la muerte de sus tíos, en la reconocida masacre de Santa Isabel, en Trujillo. Ese día 11 personas fueron asesinadas y decapitadas.
Una investigación de El Pitazo reveló que al menos el 70% de los integrantes de la banda son parientes de el Cagón, quien se ha encargado de asignar una tarea a cada uno. No todos usan armas ni son asesinos.
Los Sanguinarios
La banda, de al menos 20 hombres, está comandada por alias Luis Silvestre y el Gordo, este último hermano de el Puti, quien fuera cabecilla de la organización hasta caer abatido durante un enfrentamiento policial.
Son reconocidos por la brutalidad de sus crímenes, cuyas víctimas siempre terminan desmembradas y decapitadas. En ocasiones han usado de la sangre de sus víctimas para dejar mensajes en las paredes.
Operan en el sector El Alto de Soapire del municipio Paz Castillo de los Valles del Tuy, estado Miranda.
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