La mezcla fatal de la genética, agresiones paternas en la infancia, más alcohol y drogas en la adolescencia, ha llevado a los hermanos García no solo a los titulares de noticias y su detención en España, sino al odio y el rechazo social más absoluto. La gran pregunta es si la enfermedad mental que padecen los exime de culpa. El abogado Joel García y el psiquiatra Rómulo Aponte analizan este caso en sus dos dimensiones
por Elizabeth Fuentes/El Cooperante
«Un padre maltratador genera niños abusados y los niños que sufren abuso pueden desarrollar rasgos psicopáticos en la personalidad. Son transgresores, irresponsables, mentirosos, manipuladores, agresivos, hacen daño… esos niños, que provienen de un hogar así, desarrollan rasgos de personalidad paranoides o psicopáticos y allí debe estar el origen de esta conducta que se describe como acosadores, bien sea de mujeres o niños», responde el psiquiatra y sexólogo Rómulo Aponte ante la pregunta obvia en este caso: ¿Se puede decir que el abuso infantil generó la enfermedad mental de los hermanos Rebeca y Francisco García?
Y si bien Aponte hace la salvedad de que solamente mediante una consulta directa puede conducir a un diagnóstico acertado, asegura que la genética también tiene su peso en la psiquis. Y como hemos conocido por fuentes cercanas al caso, presuntamente el padre de los jóvenes padecía de trastorno bipolar.
«Las personas que sufren trastorno bipolar en su fase maníaca son muy agresivas, muy violentas», dice el psiquiatra. «Y los estudios más recientes del desarrollo de la personalidad se refieren al determinismo genético en los rasgos de personalidad. Y eso no se debe descartar, el factor genético de un padre agresivo y violento.
En el libro que publicó Rebeca García en Amazon («Libro para cocoaguirre») narra no solo el acoso implacable a que ha sometido a sus víctimas, sus constantes visitas a las clínicas siquiátricas de Caracas y el permanente uso de drogas, sino que allí también asegura que fue víctima de abuso sexual en su infancia.
«Hay tres tipos de abuso infantil: el físico, el emocional (que es más discreto, pero muy grave porque hace mucho daño) y el abuso sexual, que es muy frecuente, pero que no se revela porque los niños se sienten amenazados por el padre abusador», explica Aponte. De modo que, si creemos en lo escrito por Rebeca, ella fue víctima de abuso emocional y sexual, aunque no especifica por parte de quién.
Amigos de la familia aseguran que los brotes agresivos del padre lo convertían en una persona muy agresiva, que poseía armas en la casa y las mostraba. También sostienen que la tendencia sexual de Rebeca, que confesó cuando tenía 16 años, no fue bien recibida por su entorno y ante el bullying de sus compañeros de estudios, le aconsejaron que «inventara que tenía un novio», para hacer desaparecer la fama de lesbiana que cargaba entonces. De allí en adelante, se adentró y escaló en el mundo de las drogas y el alcohol. «Comenzó a perseguir chicas que le gustaban para ver dónde vivían y acosarlas», también cuenta. Y del hermano Francisco, que fue buen alumno en el colegio durante su adolescencia, afirman que tuvo su primer brote psicótico en Estados Unidos cuando probó algún tipo de drogas y, desde entonces, se transformó en un joven con un trastorno de conducta visible, que consideraba «arte» la basura que recogía de la calle y narraba en sus redes sus encuentros homosexuales sin ninguna censura.
Ya detenidos en España por la Policía Nacional, debido al pedido de extradición realizado por la Fiscalía de Venezuela, caben nuevas preguntas, esta vez de tipo legal.
–¿Podrían usar su trastorno mental para evadir la pena que les espera?
El abogado penalista Joel García no lo considera del todo inviable:
– Esa niña y su hermano están incursos en algún tipo de ilícito penal. Sin embargo, el delito tiene tres elementos indispensables para serlo, que son: tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad. Si su conducta se encuadra en algún tipo de conducta penal, en este caso diríamos que sí son imputables. Es típico, es antijurídico (porque es contrario a la norma) y además no tiene un eximente de esa antijuridicidad, como sería la legítima defensa o el estado de necesidad. Entonces se han cumplido con todos los requisitos para su imputación. Pero cuando llegamos a la culpabilidad, hay que examinar quién no es culpable, a pesar de que sea un hecho típico y antijurídico. Por ejemplo, el caso de un niño, que es inimputable. O las personas que tienen anomalías demenciales. De modo que a los hermanos García habría que hacerles un examen psiquiátrico para determinar si están en sus cabales, si tienen su parte cognitiva e intelectual sana, si no son irresponsables. Pero de lo contrario, serían inimputables y ella debería ser recluida bajo una medida de seguridad en un centro de salud psiquiátrico.
La otra duda pendiente es si el juicio de extradición de Rebeca y Francisco llegará a término y si en Venezuela existen hospitales psiquiátricos públicos donde puedan cumplir su condena.