El hallazgo de los cadáveres de dos mujeres, que habían sido carbonizadas en una desolada urbanización llamada Parque Caiza, el lado perverso de un joven, una venganza y la ambición por conseguir 32 mil dólares.
por Lysaura Fuentes/ElCooperante
En esta edición de Un Crimen Una Historia, reseñada por el portal El Cooperante, rememoraremos el asesinato de una madre y su hija a manos de un joven, que terminó siendo llamado el “monstruo de Parque Caiza”.
Giomar Alejandro Cartagena Alcántara presentaba antecedentes por hurto cuando estaba en una relación con Oriana Monasterio, de 20 años, una joven estudiante de diseño gráfico de la Universidad José María Vargas, situada en Los Dos Caminos.
Este noviazgo no era del agrado de los padres de Oriana, debido a Giomar “era una persona delictiva” y con antecedentes.
La relación amorosa entre los dos duró cuatro años y luego culminó cuando en 2009 Giomar fue detenido en Barquisimeto por cometer un secuestro exprés.
A pesar de que Giomar estaba en prisión siempre intentó mantener una relación con Oriana, pero él no se esperaba que ella restableciera su vida con otra persona, un hecho que fue el detonante para que este joven quisiera cobrar venganza.
El mismo año de la detención de Cartagena, la juez tercera de Control del estado Lara, Amelia Jiménez, le otorgó una medida cautelar, bajo régimen de presentación. Ya en libertad, Giomar volvió a contactarse con Oriana y le dijo que sufría de una supuesta “enfermedad terminal”, por lo que ella se ofreció en ayudarlo y le comentó de unos 32 mil dólares, que estaba guardando su madre para comprarle un carro. Con esta información y su deseo de venganza, Giomar planificó el asesinato de su expareja.
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Oriana se encontró con Giomar esa noche del 23 de febrero de 2010, aunque su madre Joaquina Alcina Sánchez, de 52 años, le había aconsejado que no se reuniera con él.
Ese día, salieron en un Volkswagen Fox y se trasladaron hasta la Cota Mil, lugar donde Giomar estacionó el carro con la excusa de ir al baño. En ese momento, simuló un secuestro y fueron abordados por varios hombres armados.
Los sujetos se trasladaron con ambos hasta las residencias Sorocaima, situada en San Bernardino, lugar donde ingresaron con Oriana, mientras que Cartagena se quedó en el carro.
En el apartamento de la joven, situado en el octavo piso, estaba su madre Joaquina, por lo que a ambas les cubrieron los ojos, comenzaron a buscar prendas de valor y en una gaveta encontraron los 32 mil dólares que la progenitora de Oriana le había guardado para comprarle un carro.
Ya con los dólares en manos de los sujetos, Giomar subió al apartamento para conversar con sus cómplices lo que harían con la madre e hija. En ese momento Joaquina reconoció la voz de Cartagena y comenzó a reclamarle, un hecho que terminaría sentenciándolas a muerte.
Sin salida
Giomar, junto con sus cómplices, se llevaron a madre e hija de la residencia y las trasladaron hasta la urbanización Parque Caiza, a la altura del antiguo simulador de vuelos de Viasa. En ese lugar, les hicieron creer que las dejarían irse, pero en ese instante Cartagena le disparó a Joaquina en la cabeza, la roció con gasolina y la prendió en fuego, ante la mirada horrorizada de Oriana, quien luego intentó escapar a pesar de los disparos que había recibido, sin embargo, la prendieron en fuego y terminó muriendo a pocos metros del cadáver de su madre.
Cartagena y sus acompañantes, luego de cometer el doble crimen, se refugiaron en un motel, situado en la carretera Panamericana, y posteriormente el joven terminó huyendo hacia Colombia tras recibir el apoyo de un familiar, destacado en un cuerpo militar.
El hallazgo de dos cadáveres
El 24 de febrero de 2010 los cadáveres de Oriana y su madre fueron hallados en Parque Caiza. Las víctimas presentaron golpes y heridas por arma de fuego, además estaban carbonizadas. Alcina tenía un trapo en la boca, mientras que su hija presentaba cinco disparos, entre el abdomen, ingle, glúteo y cuello.
Las investigaciones lograron determinar que en el hecho habían actuado siete personas, pero en ese entonces lograron detener solo a dos, un primo de Giomar, identificado como Douglas Manuel Cartagena Gil y Gustavo Enrique Barreto Suárez, ambos de 22 años.
Giomar, quien estaba en Colombia, fue detenido el 21 de agosto de 2016, sin especificarse el lugar de su aprehensión.
Testimonios
La periodista de sucesos, Felicita Blanco, con 37 años de experiencia y a quien le tocó cubrir este suceso, afirmó a El Cooperante que “este fue uno de los casos más sonados que presentó bastante relevancia, que causó conmoción nacional porque se trataba de una madre y su hija“.
La reportera afirma que aún en la actualidad se siguen presentando este tipo de casos, pero son más atroces. “Son mucho más espeluznantes que ese, mucho más sanguinarios, el delito se ha recrudecido, más macabro, cruel, ahora la gente la matan, la pican, eso no se veía aquí hace 20 o 30 años”, dijo.
Por su parte, la periodista Sandra Guerrero con más de 30 años de experiencia recuerda que este asesinato fue uno de los que más la marcó durante toda su carrera. “La gente cree que uno de acostumbra no es cierto porque cada caso de esos te impacta, te afecta, porque tú dices el ser humano se ha deteriorado de tal manera que no le importa matar a las personas, encima descuartizarlas, sin recordar el daño que le hace no solo a la víctima sino también a sus familiares y a la opinión pública en general”, agregó.