Crónica policial: Cuando una pistola en la cabeza te obliga a paralizarte de miedo

Caracas

La periodista  Lohena Reveron, reportera de Caraota Digital narró la crónica de un suceso en plena ciudad de Caracas.

7:40 p.m. Tres violentos golpes en la ventana del carro la sorprendieron; pero en medio de la oscuridad no logró entender con rapidez lo que sucedía. Pensó que algún motorizado distraído había tropezado con el retrovisor, estaba equivocada, la distraída era ella, en su teléfono. En segundos se percató, de que los golpes provenían del peso de una pistola. Reaccionó, dos hombres a bordo de una motocicleta, uno de ellos la apuntaba directo a la cabeza, querían su teléfono de pantalla gigante.

7:41 p.m. Todo había pasado, se habían ido… El corazón estaba desbocado, las manos frías, los pies inmóviles, el teléfono no estaba, pero la ventana del carro seguía intacta. Las manos en la cabeza, como tratando de resguardarse de lo que quizás hubiera sido imposible, un disparo hubiera acabado con aquella vida, con sus ilusiones, con sus ganas, con su fuerza, esa noche. En cámara lenta vio a los dos sujetos esfumarse a través de la fila de carros, por el canal rápido a toda marcha huían, con cobardía.

7:42 p.m. El semáforo cambió a verde. Alrededor los motores comenzaron a rugir, se oían las cornetas, pero ella estaba centrada en sus inmensas ganas de vomitar, la cabeza le hervía y aunque no había sangre qué lamentar, las manos comenzaron a temblar, así espontáneamente. Respiró. Había sido el más terrible de los sustos que había experimentado en su vida… La muerte había estado de frente, y lo sabía, o quizás no, se dijo, quizás era una pistola de juguete, como la que usó Adán García… Por algo no dispararon…

Caracas es la ciudad más violenta del mundo, como todos, ella también lo sabía… Y cuentos había escuchado muchos, sobre todo esos de robos en el metro, incrédula, en algún momento pensó que la gente exageraba. Hasta que empezó a vivir casos de cerca, compañeros de trabajo víctimas de la furia hamponil desatada en 20 años de populismo y demagogia.

7:45 p.m. Llegó a su casa con un ataque de pánico… Luego de reflexionar rápidamente sobre lo que acababa de sucederle, rompió en llanto. El miedo paralizó sus sentidos por un minuto, no pensó en nada en ese momento, su vida no pasó como una película, como relatan algunos. Realmente no supo que hacer, apagó la pantalla del teléfono apenas se sintió acechada, afuera se escuchaban las cornetas, quizás de conductores que veían lo que pasaba, pero que no hicieron nada más.

Caracas es ahora una ciudad llena de personas indiferentes… Pero las razones son bien fundadas, defender a alguien durante un robo puede costarte la vida, una puñalada o un balazo pueden acabar con tus sueños en un instante; la impunidad juega un papel importante, la “justicia” es solo para algunos, porque son muchos también los que van a la cárcel siendo inocentes.

Contrario a lo que muchos deciden, ella enfrentó la paranoia, la echó a un lado, al día siguiente salió con precaución, vivir en la zona este de la capital venezolana es quizás peor que vivir en los suburbios, en un barrio no secuestran a las personas para pedirles dólares, pero sí las matan por un celular, puede que te lo quiten después de dispararte, o puede que lo dejen ahí, junto al charco de sangre de tu propio cuerpo. Ella se calmó, luego de media hora de llanto, drenando, recordando, una taza de manzanilla tibia ayudó. Respiró.