Crimen de comerciante a la carta

Sicariato
Los asesinos acribillaron de ocho balazos a Oswaldo José Viloria Faría, de 32 años, en un restaurante del sector San Miguel con la Circunvalación 2. Las acompañantes de la víctima quedaron ilesas. Los sicarios ni las amenazaron ni intentaron agredirlas. La Policía se inclina a la venganza como móvil

Los dos desconocidos ingresaron, se escucharon al menos 12 detonaciones, hubo alboroto, los comensales escaparon del restaurante, mientras la víctima, Oswaldo José Viloria Faría, un comerciante de 32 años, agonizaba frente a sus acompañantes.

Los encargados bajaron la santamaría de la venta de pollo, en el sector San Miguel con la Circunvalación 2, parroquia Cecilio Acosta de Maracaibo. Llamaron a los cuerpos de seguridad, quienes para las 2.00 de la tarde ya dispersaban a los curiosos del establecimiento.

Los testigos coincidieron en su versión. Viloria arribó en Toyota, Land Cruiser,  azul, placa AFV43W, a la venta de comida. Lo acompañaban dos mujeres, presuntamente miembros de su familia. Se sentaron en una de las mesas y solicitaron el menú. Aún no hacían su pedido cuando los dos sicarios se acercaron, le dispararon y huyeron.

Las mujeres quedaron en shock, no se movieron de su asiento, no intentaron refugiarse de las balas ni auxiliar a la víctima. Mientras que todo a su alrededor era un casos. El resto de los clientes se refugió, unos debajo de las mesas y otros salieron del local.

Tras el asesinato, los sicarios caminaron hasta una 4Runner, blanca, que los esperaba en el estacionamiento. Ninguno de los testigos supo precisar a los cuerpos de seguridad hacia donde escaparon.

El cadáver del comerciante quedó en su silla. Su sangre salpicó su vestimenta, vestía jean azul, franela blanca y zapatos deportivos azules de marca. Estuvo en la misma posición hasta que una comisión de la Policía científica ordenó el traslado del cuerpo a la morgue forense, lo acomodaron en una bandeja de metal y lo cargaron hacia la furgoneta.

Los Faría se negaron a declarar a la prensa. Se concentraron en comunicarse por teléfono con el resto de sus parientes y en acompañar a los detectives del Eje de Homicidios para su comando para agilizar la entrega del cadáver.

Por ahora, las investigaciones se inclinan hacia la venganza. No se descartan móviles, se espera obtener información certera de las acompañantes del comerciante para elaborar un retrato hablado de los homicidas. Se indaga si en el local o en las zonas aledañas existen cámaras de seguridad que capturaran el asesinato o la huida de los sicarios.

LV