A Érick Samuel Castillo Vásquez, de 23 años, lo reconocieron sus familiares por un diente postizo, una pulsera de metal que tenía en una de sus muñecas y los restos de su vestimenta pegada al cuerpo
En una trilla localizaron dos cadáveres carbonizados. Los vecinos del sector El Velero notificaron a las comandancias del municipio Baralt, y una comisión de la Policía científica, subdelegación Ciudad Ojeda, se acercó a la carretera que limita con el estado Trujillo. El hallazgo fue en horas de la noche del pasado sábado.
A Érick Samuel Castillo Vásquez, de 23 años, lo reconocieron sus familiares por un diente postizo, una pulsera de metal que tenía en una de sus muñecas, los restos de su vestimenta pegada al cuerpo y lo que quedó de su calzado deportivo. Presumen que la otra víctima sea su amigo, un joven conocido como el «Colombiano». Ambos tenían ocho días desaparecidos. La última vez que los vieron con vida fue el viernes 24 de julio en una calle cercana a sus casas.
Los cadáveres los trasladaron hasta la morgue del cementerio municipal de Cabimas. La Policía espera por los familiares del «Colombiano» para certificar su identidad.
Los cuerpos quedaron irreconocibles. Fue imposible detectar si tenían heridas por arma blanca o de fuego. Fuentes policiales presumen que por el avanzado estado de descomposición tienen una data de muerte de al menos 48 horas. Investigan si las víctimas tenían antecedentes penales. Hasta ahora el móvil que cobra más fuerza es el ajuste de cuentas o venganza.
Un familiar dijo que Érick era el menor de cuatro hermanos. Se dedicaba al comercio y también hacía trabajos de mecánica. La última vez que lo vieron fue en su casa en el sector Altamira II de Mene Grande.
«Salió porque unos amigos lo llamaron para auxiliar un vehículo quedado a dos cuadras de su casa. Nunca regresó», dijo un allegado. El joven era casado y su esposa está a la espera de su primer hijo. Aparentemente no andaba en malos pasos.
Yéssica González/La Verdad