Los sicarios persiguieron su objetivo por horas. Cuando el trabajador de PDVSA llegó a una intersección lo atacaron a tiros y quien pagó sus deudas fue su hija
Yéssica González/La Verdad
Un atentado en contra de un trabajador petrolero terminó con la vida de su hija de seis años ayer en horas del mediodía en Bachaquero, municipio Valmore Rodríguez. En medio de la balacera la pequeña recibió dos impactos de bala, uno en la frente y otro en su abdomen. Murió una hora más tarde.
La niña Kerlin Andrea Hernández Montana, iba con su papá en un Spark plateado. Salieron desde su casa en el sector Los Rosales y se detuvieron en la avenida 7, a la altura del sector La Estrella de Oro. Ahí fueron atacados por los sicarios.
Eran dos homicidas. Iban a bordo de una motocicleta negra. Aprovecharon que el blanco de su acecho bajara la velocidad en el cruce de una intersección, se acercaron y dispararon. Los vecinos aseguraron escuchar cerca de seis impactos de bala. Dos de ellas llegaron hasta el cuerpo de la infante. Su papá resultó ileso.
Hernández al percatarse de las heridas de su hija la llevó de inmediato a la Clínica de PDVSA en la localidad. Allí ingresó a las 12.35 del mediodía. Los médicos de guardia la estabilizaron y la remitieron a una clínica privada de Ciudad Ojeda. Su estado era crítico. Soportó el traslado pero murió minutos después de su llegada al centro asistencial.
Los homicidas huyeron a toda velocidad. Testigos indicaron que unos metros más adelante del sitio su moto se accidentó y se cayeron. Abandonaron la unidad y continuaron su huida corriendo. Se escabulleron entre los patios de las casas cercanas.
Dolor
Familiares, amigos y compañeros de trabajo de Hernández se acercaron hasta el centro de salud. Se negaron a ofrecer detalles de lo sucedido. Se conoció que Kerlin era la menor de la familia y única hija hembra. Tenía tres hermanos.
Estudiaba primer grado. “No tenemos nada que decir. Fue una niña la que nos quitaron”, dijo un familiar en medio del llanto. Según las primeras investigaciones los sicarios iban por Hernández, presuntamente por estar implicado en un negocio de dudosa reputación. El único testigo fue llevado hasta la sede de la Policía científica, subdelegación Ciudad Ojeda para rendir declaraciones. La mamá de la víctima estaba devastada. Permanecía en la sala de emergencias tras una crisis nerviosa.