El diputado a la Asamblea Nacional Omar Ávila, advirtió que las sanciones económicas y políticas impuestas por países extranjeros, aparte de ineficaces, no tumban gobiernos, y fomentan la emigración.
Insistió que actualmente alrededor de cuatro millones de venezolanos en el extranjero no pueden ejercer su derecho al voto, al tiempo que alertó que esta cifra podría duplicarse si se continúa insistiendo en las sanciones. «Sin votos no tenemos cómo derrotar a Nicolás Maduro», advirtió.
«Las sanciones, además de ser inhumanas, son medidas extremas que benefician a los que ostentan el poder, ya que no les afecta personalmente, y proporciona una excusa perfecta al gobierno, para evadirse por las ramas de su responsabilidad sobre la crisis económica o las malas prácticas gubernamentales», aseveró.
En este orden de ideas el secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela, afirmó que es irracional pensar que se puede derrocar al socialismo o a los socialistas mediante la imposición de más restricciones comerciales, aplicando «prácticas socialistas para combatir el socialismo».
El parlamentario citó como ejemplo lo que sucede en Rusia o Irán, donde a su juicio está evidenciado que las sanciones fortalecen y perpetúan aún más a estos regímenes en el poder y de hecho, fomentan el uso de «vías alternas» para realizar gran parte de sus transacciones económicas.
«No se puede cambiar un gobierno sacrificando a su pueblo. No pueden seguir siendo tan irresponsables. No obstante, la fórmula es simple y no requiere de mucho análisis: la crisis económica conduce al hambre, lo que se traduce en mayor miseria, lo que a su vez fomenta la emigración y otros males», indicó.
Recordó además que la solicitud de imponer sanciones proviene en gran medida, de aquellos que gozan de mejores condiciones tanto dentro como fuera del país.
«Es importante reconocer que las medidas coercitivas han demostrado no ser efectivas para derrocar al gobierno, sino que, por el contrario, perjudican aún más a quienes permanecen en el país», dijo.
Finalmente, considera paradójico que mandatarios en ejercicio y expresidentes, que predican la paz y la libertad, respalden una política exterior que restringe el libre comercio con el objeto de influir en el cambio de un gobierno sin importar el daño social que puedan causar a los venezolanos.