Algunas personas viven todo el año con una salud de hierro. Otras ya saben que, cuando el invierno se acerca, deben ir preparando las cajas de pañuelos.
Si eres de las últimas, puedes pensar que la razón de tantos resfriados se encuentra en tu sistema inmune, pero pueden haber otras causas. Una de las más comunes está en las uñas.
Morderse las uñas es un hábito muchas veces catalogado de inocuo; sin embargo, podría ser más difícil de abandonar que el hábito de fumar. Lo sorprendente es que puede traer consecuencias: dado que es una costumbre muy poco higiénica, podría provocar infecciones en los dedos o ser responsable de resfríos por estar transmitiendo gérmenes de las manos a la boca.
La paroniquia hace que las manos se enrojezcan y se hinchen, y a la vez provoquen dolor o molestias al hacer movimientos. «Esos son signos de infección», explicó Torgerson.
Comerse las uñas también puede tener efectos negativos en la dentadura, afirma Everyday Health: el hábito puede desplazar los dientes de lugar y, en un caso más grave, provocar fracturas o roturas en los dientes, por el hábito de morder algo tan duro como una uña.
Cómo eliminar el hábito
Al comerse las uñas, la mayoría de las personas está intentando aliviar o canalizar el estrés. Encontrar una manera de disminuirlo puede ser un buen punto de partida. También es útil buscar una manera de canalizarlo que no involucre lastimar partes del propio cuerpo. Por ejemplo, buscar un pasatiempo que mantenga las manos ocupadas. reseña vix