Qué es la dislipidemia, la enfermedad silenciosa que aumenta el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares

En la mayoría de los casos, esta alteración metabólica no presenta síntomas, por lo que el diagnóstico suele ser tardío

por INFOBAE

La dislipidemia, uno de los grandes factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, muchas veces comienza a provocar consecuencias en el cuerpo humano sin sospecharse. Según la Clínica Universidad de Navarra, es un trastorno metabólico caracterizado por niveles anormales de lípidos (grasa) en la sangre, que incluye colesterol y triglicéridos.

Esta alteración, por tanto, se produce cuando los niveles de colesterol total, colesterol LDL (“malo”), HDL (“bueno”) o triglicéridos están fuera de los valores considerados saludables. Aunque el colesterol es necesario para funciones básicas como la formación de hormonas o la estructura de las células, su exceso (especialmente del tipo LDL) puede acumularse en las paredes de las arterias, formando placas que dificultan el flujo sanguíneo. A largo plazo, esto puede derivar en infartos, accidentes cerebrovasculares o enfermedad arterial periférica.

¿Por qué se produce la dislipidemia?

La dislipidemia puede tener origen genético o estar relacionada con hábitos de vida poco saludables; a menudo, es una combinación de ambos factores. Así, entre las causas podemos encontrar, por ejemplo, una alimentación rica en grasas saturadas y azúcares: embutidos, fritos, bollería industrial, comida rápida o exceso de bebidas azucaradas.

También destaca el sedentarismo, ya que la falta de actividad física regular contribuye al aumento del colesterol LDL y la reducción del HDL; el sobrepeso o la obesidad, especialmente si se acumula grasa en la zona abdominal, o el consumo de alcohol o tabaco, ya que ambos pueden alterar los niveles lipídicos y dañar las paredes de las arterias.

Un hombre con dolor deUn hombre con dolor de pecho (AdobeStock)

Además, algunas personas tienen predisposición hereditaria a tener el colesterol elevado, incluso con una dieta equilibrada. Existen enfermedades, como la diabetes tipo 2, el hipotiroidismo o enfermedades renales, que pueden causar dislipidemia.

¿Tiene síntomas?

La dislipidemia es conocida como una enfermedad silenciosa porque en la mayoría de los casos no presenta síntomas evidentes. Puede pasar desapercibida durante años hasta que aparece una complicación grave como un infarto o un ictus.

En casos muy extremos, cuando los niveles de lípidos son muy altos, pueden aparecer xantomas (acumulaciones de grasa bajo la piel, especialmente en codos, rodillas o párpados) o arco corneal (una línea blanquecina alrededor del iris del ojo), pero son poco frecuentes.

Tratamiento y prevención

El tratamiento de la dislipidemia se basa en dos pilares fundamentales: cambios en el estilo de vida y, si es necesario, medicación (estatinas, fibratos o ezetimiba, que ayudan a reducir los niveles de colesterol o triglicéridos). El primer caso estará formado por una dieta saludable, que debe ser rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, pescado azul y aceite de oliva. Además, debe reducirse las carnes procesadas, las grasas animales y los azúcares refinados es esencial.

También es importante el ejercicio físico, la pérdida de peso si hay obesidad y el abandono del tabaco y la reducción del alcohol.

Además, la dislipidemia se puede prevenir o controlar con hábitos de vida saludables desde edades tempranas. Realizar controles periódicos, especialmente si hay antecedentes familiares o factores de riesgo, es vital. No se trata solo de evitar un número elevado en una analítica, sino de proteger el corazón, el cerebro y la salud general.

La dislipidemia no duele, pero sus consecuencias sí. Por eso, conocerla, vigilarla y tratarla a tiempo puede marcar la diferencia entre una vida sana o una con complicaciones graves. Porque, al final, lo que no se ve también importa.