Según la Organización Mundial de la Salud, la falta de sensibilización y el tabú que rodea al suicidio hace que su prevención aún no se haya abordado de una forma adecuada
El suicido es una realidad silenciosa en las sociedades modernas. A pesar de no aparecer cada día en los medios de comunicación, los datos sobre quienes eligen la muerte ante el dolor de la vida son abrumadores: según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año mueren cerca de 900.000 personas.
Nadie puede juzgar la elección personal de quien, en un momento dado, asume esta opción. Aún así, podríamos decir que la gran mayoría de las veces no se trata de una elección, sino de una salida, de un camino ante una realidad donde el dolor es superior a las estrategias de las que se disponen para afrontarlo.
También tenemos claro que quien se va deja de sufrir, pero el desconsuelo y la desesperación de los familiares, amigos o parejas que se quedan pueden ser muy duros. Devastadores.
En nuestro espacio queremos ahondar en este problema social tan importante aprovechando que hoy, día 10 de septiembre, se celebra el día mundial para la prevención del suicidio.
En nuestra mano está saber detectar e intentar ofrecer ayuda y estrategias a quien esté en riesgo de elegir esta salida.
¿Se puede prevenir el suicidio?
La OMS nos indica que, desgraciadamente, no está en nuestra mano evitar el 100% de los suicidios, pero sí la gran mayoría.
Todos, en nuestro contexto social más o menos cercano, conocemos algún caso, la historia de una persona que, en un momento dado, eligió poner fin a su vida por unas determinadas razones.
Cabe decir, además, que en la mayoría de los casos no se llega a comprender en su totalidad qué ha podido provocar esta elección. Podemos intuir algunos hechos, algunos datos…
Ahora bien, lo que sucede en la mente de una persona y el modo en que interpreta determinadas cosas es algo muy complejo a la hora de poder comprenderlo desde fuera. No obstante, tal y como nos indican las instituciones médicas, siempre hay indicios, pistas y síntomas que debemos advertir.
Así pues, ante la pregunta de si está en nuestras manos poder evitar el suicidio, la respuesta es que no en todos los casos, pero sí en la mayoría.
Prevención del suicidio: aspectos que debemos tener en cuenta
Está claro que todos, en el día a día, tenemos muchas responsabilidades, obligaciones, procupaciones… Vivimos un presente donde, en ocasiones, nos centramos demasiado en nosotros mismos y no nos damos cuenta de algunas cosas.
Es posible que sepas que una de tus amigas anda algo apagada, que le han diagnosticado depresión. Nos confiamos en que están siguiendo un tratamiento y nos decimos a nosotros mismos que mejorará. Sin embargo, sin saber muy bien cómo, llega un día en que toma una opción drástica: el suicidio.
Tampoco podemos pasar por alto a nuestros adolescentes. Los datos de la OMS son claros: el suicidio se encuentra entre las 3 primeras causas de muerte, y afecta casi siempre a personas jóvenes, en especial las comprendidas entre los 15 y los 44 años.
¿Qué significa esto? Que no debemos descuidar a nuestros adolescentes. No debemos dejar que se encierren en sus habitaciones sin saber qué les preocupa y cómo avanza su día a día, si son felices, si se sienten reconocidos, seguros…
Es importante que tengamos en cuenta estos indicios:
- La persona que elige el suicidio está atravesando un dolor emocional muy intenso, asociado en la mayoría de los casos a una depresión.
- Existen comportamientos muy negativos, falta de interés constante, de confianza en los demás e incluso en sí mismos. Muestran una actitud muy derrotista.
- Se sienten muy cansados, apagados, sus movimientos son lentos y apenas disponen de energía para afrontar el día a día.
- Suelen experimentar dolores físicos, molestias óseas, musculares… Dolencias que no alivian los tratamientos médicos.
- Se muestran muy irritables, no atienden a nuestras palabras, se cierran en sí mismos.
- Muestran cambios en los patrones de sueño y añimentación muy evidentes.
Datos que deben ponernos sobre aviso
- Debemos saber que una gran parte de las personas suelen “avisar” de que van a hacerlo. Pueden verbalizar frases como “esta vida no merece la pena”, “lo mejor es irse y olvidarlo todo”, “todo se solucionaría si yo no existiera”…
- A pesar de que muchos revelan sus intenciones, hay una parte de los suicidas que nunca han dado pistas, de ahí la dificultad y el dolor posterior de los familiares al no haber intuido nada.
- Debemos tomarnos en serio cualquier conducta de autolesión. Hay quien se hiere, quien busca el peligro en el coche… Debemos estar atentos.
- Muchos suicidios se producen en un momento en que la persona parece estar bien. Nos confiamos, porque parece que han recuperado las fuerzas. Sin embargo, es en estos momentos de mayor energía cuando aúnan voluntad, y traducen sus pensamientos destructivos en acción. En el paso final.
- Los pensamientos suicidas van y vienen pero, en ocasiones, cuando uno encuentra determinación y se siente seguro y convencido es cuando actúa.
Debemos estar siempre muy atentos y tener en cuenta que una depresión es siempre un momento existencial muy complejo donde se necesita de muchos recursos, de mucha ayuda, de mucho apoyo.
Quien elige la muerte piensa que ya no hay solución a sus problemas, que nadie los apoya o que lo mejor para evitar mayores problemas o molestias es desaparecer. Debemos tener claro que lo que se busca en realidad no es la muerte en sí, sino dejar de sufrir.
En nuestras manos está cambiar estos pensamientos, ofrecer apoyo, amparo y amor a quien piensa que el dolor va a ser eterno.
Intuye, atiende y no les permitas estar solos con sus ideas. Despliega todos tus esfuerzos y busca apoyo externo para demostrarles que la vida siempre va a merecer la pena.
Mejor con Salud