Lo que a simple vista podría parecer un inocente pasatiempo infantil, la ludopatía, se ha convertido en una preocupante realidad que afecta a cada vez más jóvenes en todo el mundo. Esta adicción al juego, lejos de ser un mero entretenimiento, desencadena una serie de problemas que trascienden el ámbito individual y se extienden a los núcleos familiares.
Más allá del peligro al cual están expuestos los menores, también hay que resaltar el papel de los padres: “la responsabilidad es total en los adultos, ya que la problemática es que es tan fácil caer o acceder a las víctimas que son los niños, niñas y adolescentes, porque, por un lado, el adulto cuidador no está ayudando al niño, niña y adolescentes al uso adecuado de estos dispositivos digitales que los exponen al mundo donde hay riesgo y, por otro lado, están los asuntos de reglamentaciones o de adecuación de que estos sitios que apuestan no sean tan accesibles”, dijo la especialista.
Un tema para los padres es saber si la ludopatía ofrece algún tipo de señal para encarar el tema “a tiempo”, y los entendidos confiaron en que las personas con este trastorno, pueden poner en peligro o perder relaciones con miembros de su familia o amigos por las siguientes razones:
Se distorsiona su pensamiento (negación, confianza excesiva, sentido de poder y control, superstición), mienten repetidamente, presentan un alto grado de competitividad, se muestran inquietos, irritables y ansiosos, se aburren, se distraen fácilmente con trastorno de atención y baja el rendimiento escolar y deportivo.
Otras señales es que pueden ser que toleran mal la frustración, tienen una preocupación excesiva por la opinión o aprobación de los demás, muestran una generosidad hasta la extravagancia, no le dan valor al dinero, presentan tasas altas de ideación suicida, piden plata continuamente sin dar justificativo de para qué la necesitan, pasan mucho tiempo conectados a distintas plataformas y ocultan lo que realizan y se acuestan a altas horas de la noche.
Finalmente, algunos comienzan a faltar al colegio, tienen trastornos en el sueño, trastornos del estado de ánimo y se aíslan, dejan de compartir con amigos tiempo y actividades a diferencia de antes.
Con información de Crónica