Las personas que duermen siestas durante más de una hora durante el día podrían padecer diabetes. Un estudio presentado durante la reunión de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes sostiene que puede ser una señal de advertencia de diabetes tipo 2. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Tokio (Japón), ha analizado datos de más de 300.000 personas.
Sus resultados son concluyentes: existe una relación entre las siestas diurnas largas de más de 60 minutos y un mayor riesgo de diabetes tipo 2, casi de un 45% superior, en comparación con aquellas personas que no duermen siestas durante el día o que éstas son inferiores a 40 minutos.
Según los investigadores, esta necesidad de siestas largas puede estar causada por trastornos del sueño potencialmente relacionados por la apnea del sueño. Y dicho trastorno del sueño podría aumentar el riesgo de ataques al corazón, accidente cerebrovascular, problemas cardiovasculares y otros trastornos metabólicos, como diabetes tipo 2. Además, la privación del sueño, causada por los patrones de trabajo o de la vida social, también podría conducir a un aumento del apetito, lo que podría incrementar el riesgo de diabetes tipo 2.
Estudio mayor
Esta meta-análisis evaluó datos de 21 estudios observacionales que incluían a 307.237 sujetos asiáticos y occidentales y se basa en las investigaciones previas del Dr. Tomohide Yamada sobre las siestas y somnolencia durante el día y una mayor prevalencia de enfermedad cardíaca y diabetes tipo 2. Este estudio es el análisis más grande realizado hasta la fecha.
«El sueño es un componente importante de nuestro estilo de vida saludable, así como la dieta y el ejercicio –señala el investigador-. Pero si bien las siestas cortas podrían tener un efecto beneficioso sobre nuestra salud, todavía no sabemos la fuerza de este efecto o el mecanismo por el que funciona».
Aun así, los resultados demuestran una necesidad de llevar a cabo más investigación sobre cómo los hábitos de sueño de las personas influyen en el síndrome metabólico y en las enfermedades cardiovasculares.
Yamada cree que las investigaciones futuras deberían tratar de identificar los posibles beneficios cardiovasculares de las siestas cortas, así como el mecanismo por el cual se influyen mutuamente las siestas largas, somnolencia diurna y el síndrome metabólico. Y advierte que aunque este estudio incluyó datos de más de 300.000 participantes, puede no ser representativa de la población mundial.
Fuente: ABC