Los investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá, han establecido una conexión entre la enfermedad del intestino irritable (EII) y la enfermedad celíaca, según publican en la revista ‘Gastroenterology’.
Una revisión sistemática y un metanálisis en el Instituto de Investigación de Salud Digestiva de la Familia Farncombe en McMaster en colaboración con la Sociedad para el Estudio de la Enfermedad Celíaca ha determinado que existe un riesgo nueve veces mayor de tener EII en pacientes con diagnóstico previo de enfermedad celíaca. Del mismo modo, el riesgo de enfermedad celíaca aumenta en pacientes con EII, aunque en menor medida.
«Los médicos siempre han sospechado que la EII y la enfermedad celíaca pueden estar relacionadas, sin embargo, nunca se estableció una asociación clara», recuerda la primera autora del estudio, María Inés Pinto-Sánchez, profesora asociada de medicina y miembro del Instituto de Investigación de Salud Digestiva de la Familia Farncombe en McMaster y gastroenteróloga en Hamilton Health Sciences.
«Esto es importante, ya que el hecho de no diagnosticar una u otra condición podría comprometer la respuesta adecuada a los tratamientos disponibles –añade–. También plantea preguntas sobre la detección de la otra enfermedad en un paciente ya diagnosticado con EII o enfermedad celíaca».
La EII y la enfermedad celíaca comparten factores de riesgo similares y su prevalencia ha aumentado en los últimos años. Si bien se desconoce la causa exacta de la EII, se admite que están involucradas infecciones, genes y otros factores ambientales. Para la enfermedad celíaca el principal desencadenante ambiental es el gluten de la dieta, pero se requieren genes específicos para desarrollar la afección.
Los investigadores identificaron 9.800 estudios e incluyeron 65 estudios en su análisis. De ellos, 30 estudios incluyeron grupos de control con un total de 13,6 millones de participantes, incluidos: 43.000 pacientes celíacos, 166.000 pacientes con EII (39.000 pacientes con enfermedad de Crohn, 56.000 colitis ulcerosa y 3.000 pacientes con colitis indeterminada) y 13,4 millones de controles.
Los estudios se publicaron entre 1978 y 2019. Cuarenta y tres estudios se realizaron en adultos, 12 estudios en niños y 9 estudios en todas las edades. La mayoría de los estudios fueron en Europa, seguidos de América del Norte y Asia.
Los investigadores sugieren que el siguiente paso es determinar si las pruebas de detección de enfermedades son rentables y beneficiosas para los pacientes.
«Nuestra revisión ha confirmado que existe una fuerte asociación entre la enfermedad celíaca y la EII, pero en este momento, no está claro si la detección de la EII debe realizarse en la enfermedad celíaca y viceversa», señala la autora del estudio Elena Verdu, profesora de medicina y científico del Farncombe Family Digestive Health Research Institute en McMaster.
«Se necesitan más estudios sobre la asociación de la EII y la enfermedad celíaca, ya que esto podría conducir a exámenes de detección e intervenciones terapéuticas para mejorar los resultados de los pacientes», concluye. DPA