Todos desean que su cerebro se mantenga rindiendo a pleno hasta una edad verdaderamente avanzada. O, dicho con otras palabras: mantenerse intelectualmente en forma. Pero, ¿es posible entrenar la cabeza?
¡Sí! E incluso es recomendable hacerlo, aconseja la neuróloga y profesora Dorothee Saur. Según explica, en la medida que se exige al cerebro, se logra una especie de reserva que presenta una mayor resistencia cuando debe enfrentarse a enfermedades.
«Por eso es bueno que se exija al cerebro, también a edad avanzada», comenta la médica jefe de Clínica y Policlínica de Neurología del Hospital Universitario de Leipzig.
Entrenar el cerebro es sencillo
«Se trata de la memoria, del saber, de la capacidad de combinar. Esto puede entrenarse de manera sencilla», asegura el psicólogo Siebert Warwitz, coautor de un libro sobre el sentido de jugar.
La memoria, por ejemplo, puede ejercitarse perfectamente con los nietos en la escuela primaria. «Porque los pequeños tienen una muy buena memoria a corto plazo», indica Warwitz.
Asimismo los juegos para adivinar palabras estimulan el intelecto. Por ejemplo, cuando la segunda parte de la palabra debe ser reemplazada para formar una nueva. El psicólogo explica que en este tipo de juegos se entrena la creatividad.
Y el ajedrez como un clásico deporte para ejercitar la mente resulta apropiado cuando ya se lo jugó con anterioridad. «Aprenderlo a una edad avanzada es difícil, porque las reglas son un poco complejas», advierte Warwitz.
¿Y hace una diferencia si se resuelve solo un Sudoku o se juega un juego de estrategia con amigos? Dorothee Saur puntualiza que la interacción siempre es buena, así como también tener que adaptarse constantemente a lo que hacen los demás.
«Por lo tanto ahí hay un pequeño plus», señala. Pero no por eso los juegos que se juegan en solitario son básicamente peores, subraya la médica especialista y experta de la Sociedad Alemana de Neurología (DGN).
Aprender algo nuevo es bueno y fructífero
E incluso cuando aprender cosas nuevas sea más difícil con el avance de la edad, el esfuerzo bien puede valer la pena. «Lidiar con cosas nuevas básicamente es bueno y el desafío intelectual nunca es dañino», enfatiza Saur.
En cambio sí resulta muy perjudicial cuando se sigue este razonamiento: mejor no me esfuerzo, así protejo mi cerebro.
Sin embargo, existe una limitación. El entrenamiento intelectual siempre suena a obligación. Pero, según puntualiza la investigadora de la tercera edad María Cristina Polidori, esto justamente no debe ser así.
«Tendemos a forzarnos demasiado frecuentemente y a luchar con estos ejercicios», explica la jefa de investigación clínica de la tercera edad de Clínica II para Medicina Interna en la Clínica Universitaria de Colonia.
Durante ocho años, Polidori llevó a cabo encuentros sobre el tema del entrenamiento de la memoria. Y recuerda que una vez llegó una mujer que quería aprender un idioma para ejercitar su cerebro, aunque los idiomas le disgustaban ya desde la escuela.
«Por esa razón la disuadí», relata. La especialista agrega que es mejor elegir una actividad que a uno realmente le guste y entrenar así su cerebro.
No alimentar el miedo a no poder rendir
Porque, de lo contrario, la actividad que busca estimular al cerebro puede tener un efecto contraproducente. Polidori explica lo que puede ocurrir con esos temores: «Por ejemplo, se comienza a aprender una nueva lengua, pero no se asimila nada. Y entonces comienza el miedo: ¿soy tonto o ya tengo demencia?»
Según explica la investigadora, el problema es que uno también puede convencerse de que está ocurriendo un mal funcionamiento cerebral. Y, especialmente a una edad avanzada, como una profecía autocumplida, esto puede contribuir a una disminución del intelecto.
Por lo tanto, recomienda en general no solamente practicar juegos de razonamiento o adivinanzas, sino también el ajedrez y el sudoku. «Pero solamente si aporta diversión y se combina con otras actividades que no parezcan entrenamiento del intelecto», aclara.
Por ejemplo, probar nuevos platos en la cocina o trabajar en el jardín. «Eso activa otras áreas del cerebro, de manera que se exige la mayor cantidad posible de habilidades intelectuales», detalla Polidori.
La investigadora en tercera edad subraya que, para prevenir enfermedades como la demencia, el entrenamiento del cerebro representa por lo general solo uno de los pilares en la prevención.
El movimiento corporal, la buena alimentación y los contactos sociales, así como el bienestar general, son al menos igual de importantes. Pero asimismo recalca: «A las personas les gusta jugar. Esto acelera todo lo que tiene que ver con estilo de vida y bienestar».
Polidori enfatiza que en todo entrenamiento de la memoria por cuenta propia debe tenerse en cuenta que, si se tiene la impresión de volverse olvidadizo, debe acudirse inmediatamente a un neurólogo o geriatra y aclararlo.
Además, los expertos y expertas pueden ofrecer programas de entrenamiento cognitivo apropiados con un enfoque global. DPA