La celebración comenzó el 8 de agosto de 2006 en Brasil y se ha extendido a otros países. Se festeja para reflexionar sobre la sexualidad de las mujeres
Por iniciativa del concejal brasileño Arimateio Dantas, desde el 8 de agosto de 2006 se celebra el Día del Orgasmo Femenino para compensar las «deudas sexuales» que el edil tenía con su esposa. Ese festejo se ha extendido a otros países para estimular el máximo placer en las mujeres.
El sexólogo Juan Jóse Moles explica que el orgasmo es una de las fases de la respuesta sexual caracterizada por contracciones musculares rítmicas en la región pélvica percibidas por el sujeto como altamente placenteras. Sin embargo, afirma que -en el caso de las mujeres- más allá de las conductas sexuales que emiten, mantienen necesidades emocionales muy ligadas a la valoración afectiva.
Según Moles, si esas necesidades no están satisfechas, se producen alteraciones sexuales: «La rabia, el miedo y la tristeza son estados emocionales muy ligados a la afectividad, que si están desbalanceados en la percepción que una mujer tiene respecto a como se está dando su vida, afecta sin duda su capacidad de respuesta sexual».
Miriam Rodríguez Rivera, licenciada en Psicología, asevera que muchas parejas no logran satisfacción sexual debido a la ignorancia con respecto al cuerpo y la función sexual, el temor de comunicarse y expresar sus gustos y preferencias en el sexo.
En esos casos, la psicóloga recomienda, en primer lugar, reconocer que existe el problema, solicitar la ayuda de un especialista que pueda determinar las causas y orientar en la búsqueda de soluciones.
«Muchas veces lo que hace falta es redescubrir el cuerpo centrándose en el placer de acariciar y ser acariciado, incorporar el humor en la cama, comunicarse de forma sincera y desechar los pensamientos que interfieren el disfrute de la relación; es decir, sentir y no pensar», asegura.
La escritora chilena Isabel Allende da una sugerencia para que las féminas lleguen al orgasmo: «Para las mujeres, el mejor afrodisíaco son las palabras. El punto G está en los oídos; el que busque más abajo está perdiendo el tiempo».
Norma Rivas Herrera/ÚN