Esta es la enfermedad detrás de la risa descontrolada del Joker

Al Joker no le salen las palabras: cuando intenta hablar, su boca explota en una risa aguda y forzada que no puede controlar.

Esas mismas carcajadas histriónicas, perturbadoras, son las que desbordan al personaje de la película «Joker» cuando, regresando del trabajo en el metro por la noche, vestido de payaso, es testigo involuntario del acoso a una mujer perpetrado por tres jóvenes de clase acomodada.

Asumiendo las risotadas como una afronta personal, los jóvenes le propinan una feroz golpiza. El comediante reacciona sacando un revolver de su bolsillo y matando a tiros a los tres.

A lo largo de la película, nos vamos enterando de que el «Guasón» (como se conoce también al emblemático villano de la serie Batman en algunos países de América Latina) padece algún tipo de enfermedad mentalque no se especifica.

Para sobrellevar sus síntomas, toma siete tipos de medicación, escribe un diario, y visita regularmente a una asistente social.

Y, en otra escena en la que se repite uno de esos ataques de risa descontrolada, esta vez en un autobús, presenta a sus interlocutores una tarjeta que explica que su risa inoportuna se debe una condición médica.

¿Pero existe realmente una enfermedad que pueda provocar esta reacción? ¿O se trata simplemente de un elemento más de esta historia de ficción que viene desde su estreno sembrando polémica?

Tumor benigno

La risa descontrolada e involuntaria sí es el síntoma de una serie de condiciones médicas y, en el caso del personaje interpretado por Joaquin Phoenix, puede tratarse de una «crisis de epilepsia gelástica», le explica a BBC Mundo el doctor Francisco Javier López, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología.

«Es un tipo de crisis epiléptica muy infrecuente. Se calcula que representa el 0,2% del total de todos los tipos de crisis epilépticas».

«La característica es que es una risa que aparece de forma inapropiada, y al paciente no le supone alegría sino que es inmotivada», agrega.

La causa más frecuente de este tipo de epilepsia «es una pequeña tumoración en el hipotálamo que llamamos hamartoma hipotalámico, pero también puede deberse a otras causas como crecimientos tumorales en los lóbulos frontales o temporales».

Por lo general, si tienen este clase de crisis, suelen tener otras más generalizadas que afectan a los pacientes con epilepsia.

«Las crisis gelásticas», explica López, «suponen un estrés añadido, porque si uno tiene una crisis (de las otras) y pierde la conciencia, no pasa nada, pero si estás consciente y te ríes en situaciones inoportunas, eso provoca un sufrimiento importante».

Este tipo de condición se suele controlar con fármacos antiepilépticos y, en algunos casos en los que resulta posible, con cirugía.

Si no se controla, un paciente puede tener crisis a diario, pero si se hace se pueden reducir a una o dos al mes o pueden desaparecer, dependiendo de cada caso.

Según le explicó López a BBC Mundo, es más común ver este problema en pacientes adultos, de más de 20 años, que en niños.

Violencia

Pese a que la incidencia es baja, el neurólogo recuerda por lo menos haber visto a tres pacientes con esta patología.

Uno, recuerda, trabajaba como abogado en un juzgado, y «antes de empezar un juicio le advertía al juez que padecía este trastorno y que probablemente tendría una crisis, ya que se tiende a tener más por el estrés«.

En cuanto a la violencia, que se va tornando cada vez más una parte intrínseca y profunda del personaje conforme avanza la película, López explica que no tiene vínculo alguno con esta enfermedad.

Por otra parte, aclara el neurólogo, la epilepsia gelástica no es la única condición que puede dar lugar a risas involuntarias y descontroladas.

Están también las patologías pseudobulbares, conocidas también como incontinencia afectiva, que pueden provocar episodios de risa o llanto, «pero son más típicas en pacientes ancianos con enfermedades neurodegenerativas», señala.

«Son pacientes mayores en los estadios finales de sus enfermedades, que no sería el caso del Joker». reseña BBC