El coronavirus deja secuelas incluso cuando el paciente recibe el alta

En el mundo, más de 15.8 millones de personas han recibo el alta hospitalaria tras superar la COVID-19. Sin embargo, las secuelas en nuestro cuerpo y mente no terminan cuando se finaliza la infección. Nuestros pulmones, corazón, estómago, hígado, riñones y cerebro pueden verse afectados a mediano o largo plazo.

De acuerdo al estudio «Síntomas persistentes en pacientes después de un COVID-19 agudo», publicado en la Journal of the American Medical Association en julio pasado, de los 143 pacientes de la muestra, el 87,4% reportaba que tenían al menos un síntoma persistente por más de dos meses después de haber sido dados de alta. Pero no solo los pacientes que llegaron a cuidados intensivos presentan estas secuelas: en el estudio solo el 12.6% estuvieron hospitalizados en UCI.

La COVID-19 es una enfermedad de la que aprendemos en el camino a buscar una cura o vacuna que nos ayude a enfrentarla. Al inicio de la pandemia se sabía que su principal secuela estaba en el sistema respiratorio, con falta de aire y agotamiento. Con el transcurso de los meses se conocieron también algunas afecciones a nivel de piel y otros sistemas como el cardiovascular y gastrointestinal.

Sistema respiratorio

Al ser una enfermedad infecciosa que se transmite por las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda , habla, canta o espira, la COVID-19 afecta principalmente al sistema respiratorio del paciente. Miguel Vidangos, médico internista de SANNA Clínica San Borja, comenta que la principal secuela es la fibrosis pulmonar, una condición médica que hace que los pulmones se endurezcan, lo que produce dificultad respiratoria crónica y progresiva.

«Hay muchos pacientes que refieren disminución en su función respiratoria, no hacen fibrosis, pero se sienten más agitados, cansados y tardan más en recuperar su función habitual, básicamente la capacidad para realizar las mismas actividades de antes de la enfermedad», menciona.

José Luis Cabrera, médico neumólogo de Clínica Internacional, menciona que el grueso de pacientes que tienen cuadros leves o moderados, que representan más del 80%, van a tener secuelas que durarán en promedio un mes y medio a dos meses.

«Están caracterizadas por dolor en el pecho o la espalda, sensación de falta de aire, dificultad para respirar, agitación cuando hablan o suben escaleras y están relacionadas con el desgaste y la falta de acondicionamiento físico que represento el hecho de estar en reposo por un tiempo prolongado. Y con una terapia física adecuada, con ejercicio de rehabilitación suelen responder», explica.

Sistema digestivo

Leonid Lecca, médico epidemiólogo y director general de Socios En Salud, sostiene que, a la luz de una publicación en la revista Nature por investigadores de la Universidad de Columbia, se puede describir que la infección por el nuevo coronavirus presenta compromisos extrapulmonares. Es decir, puede presentar secuelas en pacientes que sobrevivieron a la COVID-19 en otros sistemas del organismo del paciente. Este es el caso de los problemas gastrointestinales que reportan también daño hepático y aumento de la glucosa.

«Si bien sabemos que la COVID-19 es una infección eminentemente respiratoria hemos aprendido que en realidad se trata de una enfermedad multisistémica, es decir, que afecta a diversos órganos del cuerpo como el sistema nervioso, cardiovascular, gastrointestinal o el genito- urinario», explica.

El médico neumólogo de Clínica Internacional José Luis Cabrera resalta que en los cuadros moderados a severos, «hay una serie de órganos que pueden afectarse».

«De hecho, hace varios meses, la comunidad científica ya tiene claro que la infección es una enfermedad sistémica donde se afectan el endotelio, es decir, el recubrimiento interior de los vasos sanguíneos, el cerebro, el corazón, los riñones, los intestinos, el hígado, el estómago, se altera el sistema inmunológico, la cascada de coagulación de la sangre, en fin, una serie de órganos o sistemas diferentes al pulmón», menciona.

Sistema cardiovascular

El corazón y el aparato cardiovascular son también blancos de la infección por el nuevo coronavirus. El médico internista Miguel Vidangos menciona que se han reportado muchos casos en las que se observan lesiones en el miocardio, incluyendo miocarditis, «lo que podría producir una disminución en la función sistólica». «También se reportan una serie de arritmias que pueden ser secundarias a esta enfermedad», explica.

Otra afección a nivel cardiovascular es la trombosis. «Esta enfermedad produce eventos trombóticos y a veces no solo lo hace durante el curso de la enfermedad sino incluso algunos meses después de que pasó la enfermedad. Podría ser un problema porque un evento trombótico de cualquier nivel puede llevarte a un tromboembolismo pulmonar, una trombosis mesentérica, a una falla cardíaca, un infarto agudo de miocardio, un accidente cerebrovascular, entre otras que pueden condicionar la muerte del paciente», agrega.

Además, pacientes que no han reportado antecedentes de enfermedades cardíacas pueden presentar complicaciones tras la infección. David Gálvez Caballero, jefe de Cardiología del Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de EsSalud, comenta que la infección por el nuevo coronavirus puede ocasionar arritmia, miocarditis, falla cardíaca y otras complicaciones cardiovasculares.

“El virus puede afectar el corazón de una persona que no tiene antecedentes cardíacos, sin embargo, es más riesgoso en quienes presentan enfermedades cardiovasculares. La COVID-19 puede afectar a personas cardíacas y no cardíacas, las personas con enfermedades al corazón tienen más puertas de ingreso para que el coronavirus afecte a más órganos como pulmón, corazón y cerebro”, menciona.

Sistema cognitivo y neuronal

Además de las secuelas en los sistemas respiratorio y cardiovascular, los pacientes que han sido dados de alta por la infección del nuevo coronavirus pueden presentar afecciones en la memoria y atención. Vidangos explica que «también se encuentran las lesiones neuropsiquiátricas y esto podría ser debido a una respuesta hiperinflamatoria sistémica».

¿Cómo afectaría esto al paciente? «Podría generar un deterioro cognitivo a largo plazo como deficiencias de la memoria, atención o velocidad de procesamiento y funcionamiento, junto con pérdida neuronal difusa. Se han reportado algunos procesos inflamatorios sistémicos en personas de mediana edad con un deterioro cognitivo», menciona.

Piel

Además de las secuelas internas, externamente los pacientes pueden reportar úlceras de presión por los estadios largos en las camas de hospitalización.

«En la piel se han observado escaras en pacientes hospitalizados, pacientes que tienen estancias prolongadas en estos espacios de cuidados intensivos y que no han podido rotar adecuadamente, muchas veces debido a la carga excesiva de trabajo. Estas úlceras por presión pueden tener curaciones bastante largas», comenta Vidangos.

Aspecto psicológico

Otro punto importante, además del físico, son las secuelas psicológicas que presentan los pacientes dados de alta por la COVID-19 después de haber superado la enfermedad. El miedo al abandono y la muerte por este mal puede llevar a quienes tuvieron la infección, principalmente a aquellos en cuadros moderados y severos, a presentar ansiedad y depresión.

«Los cuadros de ansiedad y depresión pueden conllevar a psicosomatizar algunos síntomas. No son raros los pacientes que reportan adormecimiento de las manos o dolor de pecho o espalda, personas que no pueden dormir en las noches. Esas son secuelas psicológicas que quedan por esta enfermedad», afirma Vidangos.

Por su parte, la psicóloga clínica Liliana Tuñoque comenta que el paciente puede presentar miedo y un temor intenso a volverse a enfermar y finalmente morir.

«Es muy común que pueda presentar sentimientos de inseguridad, cambios en su estado de ánimo, sensibilidad, indicadores depresivos, insomnio disminución de apetito y un desgano general. Eso sin duda afectará su sistema inmunológico y será un riesgo para su salud. Por ello es muy importante cuidar la salud emocional de un paciente que ha superado la COVID-19 ya que ha pasado por situaciones de mucha carga emocional», menciona.

Agreda además que para esos cuadros, se recomienda una supervisión constante del paciente: anotar cualquier cambio de conducta, supervisar su ciclo de sueño y su alimentación, darle soporte emocional necesario al paciente y su familia, etc.

«Se recomienda asimismo evitar la sobre carga de noticias con respecto a la enfermedad ya que eso puede alimentar el miedo que pueda tener la persona y dificultaría su recuperación. Es recomendable dar apoyo emocional no solamente al paciente sino también a su entorno familiar a través de consultas virtuales para poder darles pautas y orientaciones de cómo manejar la situación en casa», finaliza.

Fuente: RPP