La glándula tiroides tiene gran influencia sobre la salud, ya que produce las hormonas que regulan el metabolismo, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal. Se localiza en la parte frontal del cuello y tiene forma de mariposa. Puede sufrir agrandamiento anormal o bocio, lo que no siempre representa un tumor o un cáncer. Pero cuando empieza a crecer desproporcionadamente hay que estar alertas.
Cada 24 de septiembre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Tiroides, una enfermedad más recurrente en las mujeres, y que al igual que otros tipos de cáncer puede tener un buen pronóstico si se detecta de forma temprana.
¿Qué sabemos de esta enfermedad? Según la doctora Ana Cecilia Montilla, endocrinóloga de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV), en el carcinoma general de la tiroides, la prevalencia es baja, alrededor de 0.6 a 2,7 % de todos los tipos de cáncer. Los más frecuentes son los carcinomas diferenciados de tiroides que provienen de células foliculares: carcinomas papilares y el carcinoma folicular.
Hay otros tipos de cáncer de tiroides menos frecuentes como el linfoma primario, los metastásicos y el carcinoma medular de tiroides. También existen, en el caso del carcinoma medular, las llamadas neoplasias endocrinas múltiples que son grupos donde se asocian varios tumores endocrinos como en las glándulas adrenales, en la hipófisis, páncreas, tiroides y paratiroides.
Ahora bien, ¿cuál es la predisposición a padecer carcinomas papilares, que son los más frecuentes?
- Los antecedentes familiares. La doctora explicó que tener un antecedente de un familiar de primer grado predispone a padecer carcinoma de tiroides.
- Si el paciente ha estado expuesto a irradiación en el cuello, al tratarse otro tipo de cáncer como los linfomas, por ejemplo.
- La edad. “En las mujeres es más frecuente que en el hombre. En el caso de ellas puede aparecer entre los 40 y 60 años, y en los varones entre 60 y 69 años.
- La obesidad. Múltiples estudios relacionan la obesidad con el cáncer de tiroides.
- El sexo. Según cifras de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, las mujeres tienen tres veces más probabilidades de padecer cáncer de tiroides que los hombres.
¿Cómo se presenta una lesión tiroidea?
Montilla destacó que con el avance de los métodos diagnósticos y, también, porque la gente consulta su inquietud a través del examen físico, se pueden palpar tumoraciones en el cuello inferior, llamadas nódulos.
Para completar el diagnostico, el médico, se apoya en el ultrasonido tiroideo para ver las características de esas lesiones. “Con las imágenes podemos empezar a hablar de sospechas de un carcinoma de tiroides, y de si es maligno maligno o no”.
Explicó que, una vez que el paciente notifica el aumento de volumen en la glándula inferior del cuello se determina si hay una tumoración a la palpación y se realiza la ecografía, “entonces vamos a las características de imagenología de esa lesión”.
Para evaluar los nódulos tiroideos por ecografía, los especialistas utilizan la clasificación conocida como TIRADS (que va de 0 a 7) para determinar si la lesión es de alto o bajo riesgo:
- Cuando el nódulo tiroideo presenta una escala 3, es de bajo riesgo de malignidad.
- Cuando se ubica en una escala de 4,5 o 6 es de un mayor riesgo de malignidad.
“Clínicamente, el paciente describe, como ha sido el crecimiento de esta lesión, si ha sido progresivo o rápido. Cuando hay una evolución rápida, nos enciende las alertas, Si en la escala el tumor tiene una característica tipo 3 y un tamaño mayor a dos centímetros se debe hacer una citología tiroidea”.
Si está en la escala 4, en adelante, y mide 1,5 centímetros también se debe realizar la citología tiroidea, porque la sospecha de carcinoma es mayor. Otro estudio que se solicita a estos pacientes es el perfil tiroideo TSH, T3, y T4 Libre y Anticuerpos antitiroideos. “Una vez que tenemos el diagnóstico y lo corroboramos con histología es cuando se llama positivo para carcinoma de tiroides”.
¿Qué pasa luego del diagnóstico?
El paciente debe someterse a cirugía. “En estos casos, el cirujano oncólogo realiza una tiroidectomía, que es la extirpación total de la glándula. Y dependiendo del diagnóstico definitivo, se realiza un tratamiento complementario con yodo radiactivo, que lo hace el departamento de medicina nuclear”.
Posteriormente, el paciente comienza a recibir tratamiento sustitutivo, con levotiroxina (una hormona tiroidea) y se hacen seguimientos semestrales o anuales, dependiendo de la evolución del caso. “Esos pacientes tienen muy buen pronóstico, cuando se detecta a tiempo la lesión”, acotó.
¿Cómo debe ser la vida de una persona con esta patología?
Pueden llevar su vida normal. En el caso de las mujeres, en edad fértil, pueden salir embarazadas, “pero es importante que no se pierdan los controles, o el seguimiento que se hace a través de los exámenes de sangre, el perfil tiroideo y el marcador tumoral”.
Estos estudios según sea el caso, también pueden incluir el yodo radiactivo. “Sin embargo, eso es muy raro, porque, como dije antes, en esas lesiones, la mortalidad anual se estima en alrededor de 0.6 a 2.7 %. En el caso de los carcinomas diferenciados hay muy buen pronóstico y la persona puede llevar una vida normal, trabajar, estudiar, hacer deportes”.
En conclusión, resaltó, se puede vivir sin tiroides, “pero bajo tratamientos sustitutivos. En el momento que se incumplen, el paciente se va a sentir muy mal y va a tener un hipotiroidismo; pues al retirarse estas hormonas relacionadas con el metabolismo, la parte cardiovascular, reproductiva, digestiva, y si se deja el tratamiento va a sentir debilidad, sufrir caída del cabello, perdida de la concentración, de la memoria”.
Realizar perfiles anuales y cumplir requerimientos diarios de yodo
La doctora explicó que después del desarrollo, luego de los cambios hormonales que ocurren durante el crecimiento, y cuando hay antecedentes de carcinomas en familiares, se disparan factores que favorecen el desarrollo de estos tumores. “Cuando los hay se deben estudiar rápidamente”.
Por tanto, recomendó, es importante hacer perfiles una vez al año, “En el caso de las mujeres adultas, generalmente cuando van a su chequeo con el ginecólogo son revisadas en el cuello y remitidas al endocrinólogo si se observa algo irregular”.
También hizo énfasis en la alimentación, “con la yodación de la sal que incluimos en la preparación de los alimentos y con hacer una dieta balanceada, se pueden cumplir los requerimientos diarios de yodo”.
Montilla puso a disposición la consulta de endocrinología en la Clínica de Prevención del Cáncer de la SAV, para realizar sus chequeos anuales. Asimismo, destacó que la Sociedad cuenta con diversos programas, servicios y actividades, enfocados en contrarrestar los riesgos de contraer cáncer con la prevención.
Para conocer más sobre las actividades de la SAV puede entrar a la web www.sociedadanticancerosa.org y en las redes sociales, Twitter: @SAnticancerosa, Facebook: Sociedad Anticancerosa de Venezuela-SAV, Instagram: @sociedadanticancerosavzla, contacto: [email protected]