Respirar por la boca es una forma anormal de hacerlo. Es un trastorno muy frecuente entre la población general con resultados graves a largo plazo. Vamos a ver por qué se origina y cuáles son sus consecuencias.
Respirar por la boca no es la manera normal de hacerlo. Los seres humanos disponemos de la nariz como órgano especializado para inhalar y expulsar el aire desde y hacia el exterior. Cuando respiramos por la boca es porque algo está sucediendo que altera el normal desenvolvimiento de la respiración. Puede tratarse de una obstrucción en la vía respiratoria o un hábito mal adquirido.
Cuando el hecho de respirar por la boca se perpetúa en el tiempo, volviéndose crónico, las consecuencias son cada vez peores. A mayor exposición al aire inhalado por la boca, son mayores los problemas a futuro. Y, por ende, es más difícil el tratamiento.
Entendamos que la nariz cumple funciones esenciales en la respiración. Por su disposición anatómica, se encarga de humidificar el aire que ingresa al cuerpo. La mucosa nasal hace más eficiente la inspiración protegiendo los órganos internos. La nariz es también un filtro para las bacterias y para las partículas que pudiesen ingresar desde el exterior. Elementos contaminantes son detenidos por la anatomía nasal evitándonos alergias e infecciones.
Síntomas de respirar por la boca
Podría parecer que respirar por la boca es una patología bastante obvia. Al ver que una persona abre sus labios para ingresar aire al cuerpo, ya tendríamos el diagnóstico. Pero la cuestión no se resume de forma tan simple. La respiración bucal puede ser momentánea, y hasta fisiológica. En situaciones de altos requerimientos de oxígeno es esperable que la fisiología humana recurra a la boca. Lo que no es normal es la persistencia en el tiempo.
Entre los síntomas del respirador bucal, tenemos:
- Presencia de la lengua entre los dientes al cerrar la cavidad bucal.
- Mal descanso nocturno: con cansancio y agotamiento durante el día, además de signos del mal dormir, como las ojeras.
- Voz de timbre alterado: puede hablar con una voz gangosa, o con la llamada voz nasal, que no suena normal al oído.
- Alteraciones dentarias: el niño respirador bucal ve alteradas sus arcadas dentarias. Los dientes se posicionan mal y hasta puede retrasarse la aparición de los mismos.
- Sequedad: tanto la mucosa bucal como los labios se resecan al respirar por la boca. Es común que en las comisuras aparezcan grietas.
- Infecciones a repetición: los respiradores bucales sufren faringitis, sinusitis y otitis a repetición. La mala dinámica respiratoria elimina la primera barrera para los microorganismos, que ingresan a sus anchas.
- Ronquidos: al dormir, el respirador bucal ronca. Esto conlleva las apneas del sueño, lo que consiste en pequeños despertares nocturnos que la persona no registra.
Causas de la respiración bucal
En general, el cuerpo está obligado a respirar por la boca cuando la vía respiratoria está obstruida. Las causas de la obstrucción son variadas, entre ellas:
- Hipertrofia amigdalina: es una condición frecuente en la edad pediátrica. El tejido linfático de las amígdalas o de las adenoides –o de ambas- se agranda de tamaño. Por su posición, al agrandarse las amígdalas, se interrumpe parte del paso de aire por la nariz.
- Rinitis y sinusitis: la inflamación crónica de la mucosa nasal o de los senos paranasales, obviamente, complica la respiración nasal. Puede tratarse de una reacción alérgica continua o de infecciones a repetición. Cualquiera que sea el origen, el resultado final tiende a ser el mismo, con dificultad para ingresar el aire por la nariz.
- Desviación del tabique: por defectos de nacimiento o por un traumatismo, el tabique de la nariz puede desviarse. Si la desviación es importante, se obstruye alguno de los orificios nasales, o ambos al mismo tiempo. Aunque existe cirugía correctiva para el tabique desviado, a veces persisten los síntomas incluso después de intervenir quirúrgicamente.
- Pólipos nasales: la mucosa de la nariz puede crecer sobremanera hacia dentro de la luz de los orificios. Estos crecimientos anormales son los pólipos nasales. Ya sea por cantidad o por volumen, tienden a obstruir el flujo de aire.
Consecuencias
Las consecuencias de respirar por la boca durante largos períodos son complicadas. Es muy difícil lograr la reversión de los cambios que se producen. Entre estas consecuencias, tenemos:
- Infecciones respiratorias: desde resfriados banales hasta neumonías.
- Falta de oxigenación cerebral: el aire inspirado por la boca disminuye el aprovechamiento del oxígeno. Con menos oxígeno circulando, las funciones neuronales se deprimen. En los niños respiradores bucales es común el déficit de aprendizaje.
- Alteraciones de la columna: respirar con la boca se asocia a una mala postura general del cuerpo. El respirador bucal lleva su cabeza hacia adelante y la columna copia ese movimiento cambiando su estructura.
- Mal desarrollo del cráneo: la respiración nasal cuenta entre sus funciones indirectas la de moldear los huesos de la cabeza durante el crecimiento. Si el niño respira por la boca desde pequeño, no estimula a los huesos del cráneo correctamente. El maxilar inferior no se agranda lo suficiente y el paladar se vuelve ojival, como una fina cúpula hacia arriba. reseña mejorconsalud