Al neurocientíficoMiquel Vila, investigador Icrea en el Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), le intriga desde hace años un pigmento oscuro que se acumula en el cerebro con la edad llamado neuromelanina.
Curiosamente, los seres humanos somos la única especie en que se oscurecen algunas regiones del cerebro por la neuromelanina y somos también la única especie que tiene parkinson. Y aún más curiosamente, las dos regiones que pierden más neuronas con el parkinson son las dos que se vuelven más oscuras –la sustancia negra y el locus coeruleus-. ¿No podría ser, se preguntaba Vila, que la neuromelanina tuviera algún papel en el parkinson?
Ya en 1919, Konstantin Tretiakoff describió que la sustancia negra degenera en el parkinson. Pero en estos cien años nadie ha investigado a fondo la relación entre la pigmentación oscura en el cerebro y la enfermedad. En gran parte, porque los animales de experimentación no tienen neuromelanina, lo que dificulta su estudio.
Esto ha cambiado ahora que Miquel Vila y su equipo han desarrollado un modelo de rata que sí acumula neuromelanina en el cerebro. Sus primeros resultados, presentados este año en la revista Nature Communications , muestran que la enzima tirosinasa provoca la acumulación de neuromelanina en neuronas de la sustancia negra. Y que, cuando se supera un cierto umbral de neuromelanina en estas neuronas, se desencadenan la neurodegeneración y los síntomas característicos del parkinson.
“Estos resultados sugieren que superar este umbral de neuromelanina puede tener un papel causal en el inicio de la enfermedad”, señala Vila. Si esta hipótesis se confirma, “tal vez podríamos tratar con éxito el parkinson reduciendo los niveles de neuromelanina en las neuronas”.
Si esta hipótesis se confirma, “tal vez podríamos tratar con éxito el parkinson reduciendo los niveles de neuromelanina en las neuronas”, señala el investigador.
Con este objetivo, ha iniciado la búsqueda de moléculas que puedan frenar la acumulación de neuromelanina. Una estrategia alternativa, que también está explorando, busca eliminar el exceso de neuromelanina cuando ya se ha producido. Asimismo, añade, “podríamos monitorizar el nivel de neuromelanina que se acumula con la edad en el cerebro con técnicas de neuroimagen y prevenir el parkinson evitando que se llegue al umbral en que se desencadena la enfermedad”. reseña la vanguardia