Es emocionante ver cómo los campos de la salud y la tecnología están convergiendo en una simbiosis sin precedentes. La cuarta revolución industrial está transformando la forma en que los humanos y las máquinas se relacionan, y está generando avances significativos en la detección y prevención de enfermedades, como el cáncer de mama, que causa la muerte de millones de personas cada año.
Africa, pionera en I+D.
En este contexto, África se destaca como pionera en investigación y desarrollo. La empresaria de robótica Bolarinwa, con su empresa Nextwear Technology en la capital de Nigeria, Abuja, ha convertido la idea de un profesor de física de la universidad en una realidad: crear un sostén para detectar el cáncer de mama, conocido como el Smart Bra.
La motivación detrás de este proyecto fue trágica, ya que Bolarinwa perdió a su tía por cáncer y el médico les comentó a la familia que, con un mejor sistema de detección, su tía podría haber sido salvada. Impulsada por esta experiencia personal, Bolarinwa ha desarrollado un prototipo revolucionario.
Un prototipo pionero y revolucionario.
El Smart Bra tiene el aspecto de un sujetador tradicional, pero incorpora un sistema de ultrasonidos que puede detectar posibles tumores en tan solo 30 minutos. Actualmente, el proyecto se encuentra en fase de estudio en Nigeria, aunque ya se están estableciendo colaboraciones con importantes centros de desarrollo en Suiza y México, lo que permitirá obtener un producto más completo y maduro.
Este tipo de innovaciones en la intersección entre la salud y la tecnología tienen un enorme potencial para mejorar la detección temprana y salvar vidas. Es alentador ver cómo emprendedores como Bolarinwa se dedican a desarrollar soluciones que pueden marcar una diferencia significativa en la lucha contra enfermedades devastadoras como el cáncer de mama.
Este sistema de detección de cáncer reduce significativamente los costos necesarios para llevar estos estudios a las posibles mujeres que tengan esta enfermedad. Por tanto, esta reducción de precio hace que en el caso de que los resultados sean positivos, los costos del tratamiento se reduzca, ya que, en Nigeria, los costos de una sesión de quimioterapia cuesta entre unos 600 y 1.500 euros al mes.
Lo mejor de todo es que la prueba no tiene por qué realizarse en un hospital, sino que la paciente puede estar en su casa mientras que se realiza el estudio. Esto último, junto a su escasa duración, permitirá realizar muchísimas pruebas diarias a todas las pacientes de un país conformado por más de 223 millones de personas.
Con información de Lenovo