¿Sabías que existen bacterias beneficiosas para nuestro organismo? Es el caso de los probióticos que nos ayudan a equilibrar la flora intestinal, así como el pH del estómago
La medicina y la ciencia han evolucionado para mejorar la calidad de vida de los seres humanos y hacerle frente a cientos de padecimientos que aquejan la salud.
No obstante, existen algunos misterios que no ha logrado resolver y que durante años han tratado de ser solucionados por las creencias populares que transcienden desde diferentes culturas.
El gran problema de las falsas creencias y los refranes en todo lo que tiene que ver con el campo de la salud es que muchas veces ponen en peligro la salud de las personas y pueden acabar empeorando sus afecciones.
Por esta razón, es muy importante informarse bien y conocer cuáles son aquellos mitos que probablemente se piensan que son ciertos pero en realidad no lo son. ¡Descúbrelos!
1. Tomar dos litros de agua al día
Así es, es un mito. Desde siempre se ha dicho que el cuerpo se debe hidratar todos los días tomando dos litros u 8 vasos de agua al día, y no es así.
Existen muchas formas de hidratar el cuerpo de forma natural y no necesariamente se debe tomar agua para cumplir el requerimiento del organismo.
Otras formas de aportarle líquido al cuerpo es mediante el consumo de:
- Frutas y vegetales
- Caldos y sopas
- Jugos naturales
2. El mal aliento indica un problema del estómago
¡No! En mínimos casos un problema de halitosis tiene relación con enfermedades del tracto digestivo o del pulmón.
Cuando una persona tiene mal aliento y no lo logra neutralizar es muy probable que tenga alguna infección en la boca, dientes o encías. De hecho, se estima que un 90% de los casos tienen su origen en una mala higiene bucodental o alguna afección como una periodontitis o una gingivitis.
3. La vacuna de la gripe también previene el resfriado
Falso. Esta vacuna solo está diseñada para proteger contra ciertos virus que provocan la gripe, mas no es efectiva para combatir otros patógenos que dan lugar a afecciones similares como los resfriados.
La gripe y el resfriado no tienen nada que ver, puesto que los resfriados son una infección de las vías altas que se desencadena por condiciones muy diferentes a la gripe.
Además, cabe hacer énfasis en que esta vacuna solo actúa contra determinados grupos de virus gripales, razón por la cual no sirve en todos los casos.
4. Afeitarse hace que el pelo crezca más rápido y grueso
¡Mito! De hecho, en el año 1928 fue publicado el primer ensayo clínico en el que se demuestra que el afeitado no tenía nada que ver con el grosor del pelo y menos con la rapidez en que crece.
Lo que ocurre al afeitarse es que elimina las porciones muertas de cabello, lo que ayuda a oxigenarlo de manera adecuada y por ende, a estimular su crecimiento.
La razón por la que el vello luce más negro después de afeitarse es porque todavía no le ha dado sol y no se ha podido aclarar.
5. Todas las bacterias son malas para la salud
¡No! Aunque durante años se ha sabido que las bacterias son causantes de cientos de enfermedades, lo cierto es que no todas son malas y, de hecho, algunas tienen funciones importantes en el organismo.
Por ejemplo, los probióticos, bacterias saludables presentes en el organismo y en determinados alimentos, son necesarios para equilibrar la flora intestinal y el pH natural del estómago y la vagina. Además, ayudan a sintetizar los nutrientes y fortalecen el sistema inmunológico.
6. La naranja es la mayor fuente de vitamina C
¡De ninguna manera! Aunque su imagen se volvió muy comercial como fuente de vitamina C, lo cierto es que no es la fruta ni el alimento que mayor cantidad aporta.
Se estima que en 100 ml de zumo de naranja puede haber hasta 52 mg de vitamina C; sin embargo, alimentos como los pimientos, el kiwi y la guayaba pueden hasta triplicar tal cantidad.
7. Leer con poca luz arruina la visión
Aunque el tema se ha debatido por mucho tiempo, aún no hay pruebas científicas que confirmen que esto sea cierto.
Muchos expertos en oftalmología coinciden en que el hábito de leer con poca luz no daña los ojos, pero sí reconocen que podría provocar algún grado de estrés o fatiga visual, además de otros efectos negativos como la sequedad.
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