Bajar de peso parece una misión imposible cuando se tienen tantas tentaciones alrededor que te hacen todo lo contrario. Un abdomen plano requiere disciplina, dedicación y una serie de hábitos y cambios en tu estilo de vida que aunque implican sacrificios, no significa que debas sufrir o desgastarte.
Esto implica principalmente un cambio en tu relación con la comida y no, no significa que tengas que privarte de los placeres de la vida o morir de hambre para conseguir un cuerpo fitness. Aquí te damos algunos consejos para que lo logres.
Desayuna todos los días
«Hacer dieta» no significa dejar de comer o comer menos. Aunque suene una frase cliché de mamá, el desayuno es la parte más importante del día pues no sólo te da energía sino que además te ayuda a mantener el equilibrio en tu organismo y así bajar de peso. Si siempre sales corriendo y no tienes tiempo, puedes preparar algo sencillo que no requiera mucho esfuerzo como un cóctel de frutas con un poco de yogurt o una tostada integral con un poco de mantequilla de maní. Trata de que todo sea lo más natural posible.
Evita comer después de las 8 de la noche
Es un mito que el metabolismo se vuelve más lento pasada cierta hora. Lo que sí pasa es que uno elige opciones menos saludables, ricas en grasas y azúcar a altas horas de la noche. Además, esto provoca que sea más difícil dormir en la noche y por ende, que te siga dando hambre. ¿Por qué? El sueño ayuda a controlar las hormonas del apetito grelina y leptina y sin una cantidad adecuada, esas hormonas se desequilibran y pueden llevar a un aumento del apetito y así se vuelve un ciclo vicioso.
No relaciones la comida con estrés o tristeza
¿Cuántas veces no vemos que en las películas las chicas comen helado directo del bote cuando cortan con su pareja? ¡Es una escena muy común! Pero es un error. Se vale comer de vez en cuando aquello que más te gusta y no es precisamente lo más saludable. Pero por ningún motivo debes relacionar tus estados de ánimo con la comida ya que condicionarás tu mente y tu cuerpo a hacerlo todo el tiempo.
No hagas otras cosas mientras comes.
¡Pon atención a lo que masticas! Puede ser difícil enfocarse en comer cuando hay trabajo por hacer o una buena conversación con tu pareja o amigos, pero comer cuando estás distraído puede llevarte a consumir más de lo que necesitas y hasta hacer que te quedes con hambre, provocando que busques más comida y opciones nada saludable.
Mantén una alimentación saludable incluso los fines de semana.
Aunque se vale darse un gusto de vez en cuando, considera que los fines de semana son una trampa mortal que puede sabotear el esfuerzo que hiciste de lunes a viernes. Además, los fines de semana están llenos de planes con amigos y mucha comida chatarra de por medio. El que estés cambiando tus hábitos, no significa que dejes de salir o convivir con tus amigos., sino que implementes los cambios en los planes de sábado y domingo.
Busca siempre la opción saludable en el menú e incluso puedes motivar a que tus amigos pidan una pizza con masa delgada en vez de una rellena de queso extra. ¿Quieres postre? ¡Compártelo! así no te quedarás con ganas ni acabarás con toda la porción. Ah sí, y trata de reducir tu consumo de cocktails, recuerda que tienen mucha azúcar. Una buena alternativa es pedir un vaso de agua con gas con un poco de bebida alcohólica (agrega rodajas de limón o naranja y quedará delicioso).
Fuente: Nueva Mujer