Las investigaciones siguen reafirmando que comer una cantidad pequeña de chocolate oscuro puede ofrecer beneficios, especialmente para el corazón. Sin embargo, comerlo en exceso puede promover el sobrepeso y, de ese modo, anular todo su potencial positivo.
Detrás de ese delicioso trocito de chocolate que vas a llevarte a la boca, hay una historia fascinante. Se obtiene de los granos del árbol del cacao, que, según la leyenda, era el árbol más bello del paraíso de los aztecas, al que le atribuían múltiples virtudes, como calmar el hambre y la sed, proporcionar la sabiduría universal y curar varias enfermedades. Para los mayas, en cambio, el cacao simbolizaba vigor físico y longevidad, lo consideraban relajante, estimulante y reconstituyente. Asimismo, usaban la manteca del cacao para curar las heridas.
Durante mucho tiempo, el chocolate se consumía amargo y hasta con chiles (ajíes), pero con el pasar de los años su producción y preparación han ido cambiando: le han agregado azúcar, vainilla y leche, por ejemplo, hasta lograr la variedad de sabores que conocemos actualmente. Lo malo es que estos nuevos ingredientes y sabores también le agregan grasas y azúcares que lo convierten en un alimento que puede atentar contra cualquier dieta. Por eso, hoy, para muchos, el chocolate es algo así como un fruto prohibido.
Sin embargo, el cacao conserva propiedades saludables y no debería ser algo prohibido. De hecho, varios estudios a corto plazo demuestran que el chocolate es bueno para el corazón, para la presión alta y para la depresión, por ejemplo. Existen distintos tipos de chocolate y los más saludables –dicen las investigaciones- son los oscuros, que tienen más cantidad de cacao y no incluyen productos grasos agregados, como la leche o el aceite vegetal parcialmente hidrogenado.
Esto es así ya que el cacao contiene flavonoides antioxidantes -similares, por ejemplo, a los que contienen el té verde, la uva roja, las fresas y el vino-, que protegen a las células. Recuerda que los antioxidantes son compuestos naturales que se encuentran en los vegetales, las frutas, las nueces y los granos, que son necesarios para proteger el cuerpo contra el envejecimiento causado por los radicales libres.
Con respecto a las grasas, el chocolate contiene un tercio de ácido oleico, un tercio de ácido esteárico y un tercio de ácido palmítico. El ácido oleico es una grasa monosaturada saludable que también se encuentra en el aceite de oliva y el aceite de coco, el ácido esteárico es una grasa saturada que tiene un efecto neutralizador en el colesterol y el ácido palmítico es el menos saludable de los tres, porque es una grasa saturada conocida por elevar el colesterol de baja densidad, conocido como LDL por sus siglas en inglés (que es el colesterol “malo”).
Por eso, las mejores alternativas para obtener un alto contenido de flavonoides son los chocolates con mayor contenido de cacao, o los más “oscuros”. Recuerda que el contenido de flavonoides refleja el nivel de cacao sin grasa presente en un chocolate.
Por ejemplo, el chocolate con leche, pese a su textura cremosa y sabor suave, no ofrece muchos flavonoides, porque apenas contiene un 6 por ciento de cacao sin grasa. El chocolate negro, en cambio, contiene un 23 por ciento de cacao sin grasa. No obstante, la que supera a todos es el cacao sin azúcar, que contiene 82 por ciento.
En síntesis, si quieres disfrutar del delicioso chocolate, cuidar tu salud y evitar el sobrepeso, la clave está en controlar la cantidad que comes y aprender a leer las etiquetas: elige siempre los chocolates con más contenido de cacao y menos grasas e ingredientes agregados. Ahora sí, ¡a disfrutar ese rico chocolate y a darte un gusto mientras sigues cuidando tu salud!
Fuente: Vida y salud