Vicente Brito: La hiperinflación se comió la capacidad del consumo en un 50% de enero a julio

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Cuando evaluamos la capacidad de consumo que en promedio una familia podía adquirir en el mes de enero del presente año, con la del pasado mes de julio reciente, nos encontramos que la misma se redujo en promedio nacional en un 50%.

Nota de prensa

Cuando hablamos del consumo lo hacemos incluyendo: alimentos, medicinas, ropa, zapatos, transporte y alguna otra de las necesidades familiares.

Se observa que en los sectores de menores ingresos de la población como lo son el E y D se utiliza entre el 80% y 95% de sus ingresos totales familiares al mes para el consumo de alimentos. Lo cual demuestra como las tres cuartas partes de las familias Venezolanas están bastante limitadas para adquirir medicinas, ropa, zapatos o cualquier imprevisto.

Lo preocupante es que en el 90% de la población la pérdida de poder adquisitivo sigue reduciendo la capacidad de consumo de alimentos y medicinas, lo cual los hace más dependiente de obtenerlo de la que suministra la asistencia pública bien sea por el sistema de salud oficial o la cajas Clap. Donde se observa que también la capacidad de los organismos públicos para importar o adquirir a nivel nacional los alimentos y medicinas que distribuyen a precios subsidiados se ha venido reduciendo este año al compararlo al 2017, con sus efectos para la población en tener limitantes para poder adquirir estos productos esenciales a menor precio.

La razón de esta complejidad está relacionada con el crecimiento de la masa monetaria, causada por la emisión de dinero inorgánico del Banco Central y sus efectos inflacionarios. Así se evidencia al establecer un gráfico entre la cantidad de bolívares emitidos mes a mes durante el 2018 y como crece la inflación durante ese mismo periodo.

Se estima que la masa monetaria ya alcanza los 3.000 billones de bolívares y crece a un ritmo de unos 80 billones semanales “dinero inorgánico”, lo cual ratifica que la estrategia oficial es de sostener el inmenso gasto publico deficitario con los ingresos provenientes del Banco Central, sin medir las graves consecuencias que se observa por la constante caída del consumo, calidad de vida y elevados niveles de pobreza.

Lo preocupante es que no se observan intenciones de cambio a la política monetaria expansiva del Banco Central, por lo cual a pesar de los constantes decretos de aumentos salariales y el mayor otorgamiento de muchos bonos, estos cada día pierden su poder adquisitivo reduciéndose la cantidad de alimentos, medicinas y otros productos que pueden adquirir a pesar de los incrementos obtenidos todos los meses, como consecuencia de encontrarnos en un proceso hiperinflacionario que encarece más y más aún todo los productos que necesitamos consumir.

Las proyecciones inflacionarias observadas de aquí a fin de año nos indican que para el mes de diciembre, tendremos una menor capacidad de consumo que la que se tiene actualmente, a menos que se tomen decisiones inmediatas que permitan la disminución efectiva de la inflación que reduce día a día el poder adquisitivo de las familias.