Cada día es una nueva página para escribir con hechos la verdad, aún cuando esta nos llene de sin sabores.
Expuestas están las desdichadas actuaciones de quienes juraron una vez defender las entrañas del país y a nuestros habitantes, han desdibujado en su totalidad el honor que ha de revestirlos, señores está claro, el honor no es su divisa, es una farsa que apuñala los valores y principios de la democracia y la sociedad venezolana.
Cuando nuestra Carta Magna prevé y confiere la facultad de manifestar abiertamente como un medio de protesta contra aquello que nos cercena la amplitud de derechos, es imprescindible unirse y nunca callar, en este caso puntual, los verdes apuntan, desangran, extinguen, minimizan, transgreden y asesinan, nos están matando a los hijos que Venezuela con dolor parió y con ese mismo dolor que los pujo a la vida, hoy los despedimos en los brazos de la muerte.
Sin mayor esfuerzo que la penosa lucidez de esta realidad, el régimen de Nicolás Maduro esta asesinando a nuestros hermanos, en su mayoría, las balas que apuntan directamente a la cabeza vienen cargadas de odio, de represión, salvajismo puro. Como si protestar por querer un país mejor, diferente, promisorio, de primera potencia se tratase de un delito? uno de los más oscuros, cuando los verdaderos criminales residen en los cuerpos de seguridad del Estado, cuyo llamado debe ser el vigilar por nuestra “seguridad”, se supone, deben ser ellos parte de nuestro soporte ciudadano.
Precisamente en una fecha histórica en nuestro país, dijimos basta, se acabó el juego sádico del régimen para con nuestro pueblo, en ese instante desconocieron sin mascaras a su pueblo, una ciudadanía volcada a encender la luz de la verdad y la libertad. Desde ese entonces hemos visto con dolor, con lágrimas en los ojos como nuestros niños, nuestros jóvenes han muerto en las manos de estos represores, hombres sin corazón que siguen las directrices de quien hoy nos hunde desde Miraflores.
Por esa gesta heroica, han sido varias las luchas que hemos encarnado en las calles, expuestos a la violencia, sorteando la muerte y así hemos visto caer a tantos, lo han dado todo por Venezuela y su memoria, el dolor de sus madres merecen honra y respeto. Ellos fueron y siguen siendo grandes en las horas más oscuras de esta noble entrega, los caídos son la luz de guía que reluce entre la penumbra, hoy buscamos a la Venezuela de antes para que mañana sea finalmente la Venezuela que todos forjamos.
La calle no debe enfriarse ni lo hará, porque la historia que hoy estamos escribiendo, no tiene vuelta atrás, por esta lucha enardecida, que cobra muchas más fuerzas ante cada atropello, debemos calentar la calle como si tratará de nuestra última artillería, nuestra bandera es la paz frente a la más cruenta de las represiones solapadas desde “arriba”, la GNB y la PNB van a pagar por tanta sangre derramada, porque la justicia del hombre y la justicia divina tarde o temprano llega y esa hora está bastante cerca, los ronda el olor a justicia y verdad.
Por Paola Ramírez
Jairo Ortiz
Daniel Alejandro Queliz
Miguel Ángel Colmenares
Gruseny Antonio Canelón
Brayan David Jiménez
Carlos José Moreno
Niunar José Sanclemente
Almelina Carrillo
Manuel Pacheco
Jairo Ramírez
Robert Joel Centeno
Heriberto Marrero
Albert Alejandro Rodríguez
Ramón Ernesto Martínez
Francisco Javier González
Kevin León
Mervin Fernández
Jesus Leonardo Sulbarán
Renzo Jesús Rodríguez
Orlando Jhoan Medina
Luis Alberto Márquez
Juan Pernalete
Armando Cañizalez
Por ellos y por los otros 09 hermanos asesinados por disentir sin tapujos, por Bassil Da Costa, Robert Redman y todos los caídos, hace tres años, cuando en el 2014 nació la rebelión de la que hoy todos debemos ser partícipes, todos ellos gozaban de un camino luminoso, todos héroes, todos aguerridos, por ellos sigamos en la ruta marcada por la circunstancias, por sus familiares sigamos en la calle!
Diputado a la Asamblea Nacional Richard Blanco
@RichardBlancof
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